Y Roger Corman se puso entre sus tantos (delirantes) proyectos, hacer un film con (otra) curiosa premisa y en la que sobre todo se notaria (como casi siempre) lo "justo" que andaba de presupuesto en cada película que hacia, pero el inmenso corazón y ganas que le ponía al realizar cada una de estas. Sin embargo con el paso del tiempo (que es el mejor juez de todos) demostró que esta humilde pieza artesanal se convertiría en un titulo de culto, muy apreciado y querido por todo aquel que se atreva a darle su oportunidad.

Claro que tampoco es que sea una obra maestra, pero posee los atributos justos y necesarios como para poder ser recordada, haberse ganado el derecho de tener un correcto (y hasta superior) "remake", e incluso (como esta de moda actualmente en Hollywood) y tener productores listos para las negociaciones de un tercer titulo casi confirmado y ya en camino.

Dentro del reparto tenemos a cercanos colaboradores del director como Jonathan Haze y Mel Welles, se dejan ver también Jackie Joseph, Dick Miller, Myrtle Vail y Leola Wendorff, sin embargo hay un nombre en particular que hace una pequeña aparición en este film, un jovencito con "cara de loco" llamado Jack Nicholson, dando los primeros pasos de la que se convertiría en una aclamada carrera interpretativa.

Simpático film, como dije algo tosco, pero muy disfrutable y entretenido.