Esta es una de esas películas que te dejan mal cuerpo y te hacen sentir incómodo a lo largo de todo su metraje. No se hacen muchos films que logren captar de una manera tan genial un ambiente malsano en el que no sabes que puedes encontrarte en siguiente fotograma. En “La semilla del Diablo” todo parece ir bien, un matrimonio se muda a un edificio en los que todos sus habitantes parecen ser increíblemente amables y condescendientes con los recién llegados y son recibidos con una calurosa bienvenida. La película se aborda desde el punto de vista de Rose Mary por lo que el espectador se siente en todo momento identificado con lo que le sucede, es decir, todo va bien pero...algo no cuadra. Estupendamente dirigida por Polanski que no recurre en ningún momento a efectos de ningún tipo, sino que es el propio argumento quien se encarga de ponerlos los pelos de punta. Un clásico del terror, diferente, cautivador, rodado en interiores y que da mal rollo de verdad. Como anécdota destacar que es una lástima la traducción del título al castellano, pasando de “Rose Mary’s baby” (El bebé de Rose Mary) a “La semilla del diablo”, revelando el mejor secreto, desde luego todo un “genio” al que se le ocurrió.