Fulci fue uno de los tantos oportunistas que aprovechaban el tirón comercial que ofrecían películas de cierto nivel de calidad, para dar su ofrecer un extraño estilo visual, tan malo como las películas que hacía. Aún así tuvo su tirón comercial especialmente en el mercado videográfico, allá por los 80 cuando empezaba la vida del VHS y el beta, y la gente se tragaba cualquier cosa. Fulci si por algo se distinguía era por su afición de gastar litros de líquido rojo para teñir la pantalla de exageradas escenas violentas, tan inverosímiles como las interpretaciones de los actores que utilizaba. Y es que su cine era malo de verdad, basura de primer orden mal dirigida y perdida en el efectismo de su torpeza, incapaz de orientar a un solo actor y malgastando celuloide con escenas que me vienen a la memoria y lo único que inspiran es una sonrisa sarcástica. Esta cinta no es sino una muestra más de que Ed Wood no era un solitario de la serie z, un film ridículo con una planificación para principiantes y que por supuesto hoy no asusta ni a un niño de 3 años. Poco más puedo decir de este pésimo artesano del cine gore más cutre que se puede encontrar.