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España España · Santander
Voto de Jonesy :
8
Western. Drama Narra la historia del más famoso forajido del oeste americano, el carismático e impredecible pistolero Jesse James (Brad Pitt), un bandolero sudista hijo de un predicador. Mientras Jesse planea su próximo gran robo, declara la guerra a sus enemigos, quienes intentan hacerse con la recompensa -y la gloria- que implicaría su captura. Pero la amenaza más importante a su vida puede que venga de aquellos en quienes más confia... (FILMAFFINITY) [+]
5 de noviembre de 2007
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que remarcar claramente que este film pese a narrar los últimos lapsos de un forajido no es ni mucho menos otra película más de tiros y peleas al estilo John Wayne. Más bien se trata de todo lo contrario, es una de las películas más serias y atípicas del género en el que su director se ha tomado su tiempo para convencernos de que el viejo oeste estaba tan plagado de personas corrientes como lo está hoy en día. Su escrupulosa dirección y maniática obsesión por los matices y detalles hacen que su ritmo sea lento en ocasiones, un defecto que no lo es tanto cuando percibimos con todo lujo de detalles, el amplio abanico de emociones que todos implicados destilan, para mostrar su personalidad. El detalle de Andrew Dominik es acertado incluso con la espléndida voz en off que aparece exclusivamente cuando el momento lo requiere, sin llegar a ser en ningún momento un recurso narrativo fácil que suele resultar pesado. Por supuesto el peso del film recae en tanto en Brad Pitt como en Casey Affleck compartiendo la responsabilidad de la credibilidad de sus personajes. De soberbias interpretaciones hablamos, ambos contenidos, expresivos, emotivos, sin malos ni buenos, mejores ni peores, sino un duelo de personalidades tan desiguales que resulta extraño que compartan tantos momentos. No hay tampoco ensalzamientos musicales, la música aparece sutilmente, de fondo sin querer ser protagonista pero sin renunciar a su propósito, al igual que su hermosa fotografía que introduce la época con inusitada belleza y frialdad. El miedo como canal de apertura para destruir al individuo, para transformarlo en un ser ruin y mezquino al servicio de su propio egoísmo. Dominik no teme caer en trascendencias dramáticas absurdas, representando momentos que ofrecen emociones ambiguas que disfrazan otras escondidas, la cámara es testigo de éstos cuando trata la desconfianza que reina a lo largo de todo el metraje. No hay amigos de verdad, sólo trazos de lazos familiares débiles, que son las escasas líneas de afecto que unen unos a otros. Y un final que resume magistralmente todo lo visto, sin edulcorar a nadie, sin héroes, sin villanos, sólo con consecuencias.
Jonesy
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