Pedro Calderón de la Barca, el gran poeta y dramaturgo español del siglo XVII, sobre todo destacó por una obra de entre sus muchas: La vida es sueño.
Y parece que Tim Burton se basó en ese título (no en la obra) para la realización de esta película que, aún a riesgo de resultar empalagoso, yo me atrevería a decir que está llena de mágica ternura.
Gran guión, gran puesta en escena y grandísimos actores a la hora de entremezclar la fantasía con la realidad, hasta llegar al punto en que ambos se confunden y nos demuestran lo fácil que es hacer una buena película cuando se parte de una historia encantadora.
Lástima que el “hombre del atrezzo” prefiera seguir tratando de cautivarnos con sus mundos de disfraces y de lugares de sueño cuando, según ha demostrado aquí (y, en mi opinión, más que sobradamente) puede lograr auténticas obras de arte.
Una delicia para los sentidos