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Voto de El Mariscal:
7
6,9
83.729
Fantástico. Aventuras. Drama
Cuando Harry Potter y sus amigos vuelven a Hogwarts para cursar su tercer año de estudios, se ven involucrados en un misterio: de la prisión para magos de Azkaban se ha fugado Sirius Black, un peligroso mago que fue cómplice de Lord Voldemort y que intentará vengarse de Harry Potter. El joven aprendiz de mago contribuyó en gran medida a la condena de Sirius, por lo que hay razones para temer por su vida. (FILMAFFINITY)
16 de julio de 2020
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas estrenada vi 'Harry Potter y la piedra filosofal' y el resultado fue: 'Matilda' con varitas mágicas. Varios años más tarde miré 'Harry Potter y el misterio del príncipe' y el resultado fue: 'Crepúsculo' con varitas mágicas.
Hasta que llegó 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban' con esos púberes en transición cuasi adolescente que se vieron tocados por la varita cuaronesca, varita que destila su mágica estética obscuramente sugestiva y que tanto define al mexicano en su dirección.
Mente privilegiada que se distingue del resto de los directores de la saga por diferencia, sobre todo cuando se lo compara al romo y anodino Yates que de tan frío y apático se queda entumecido y congelado, colgado de la escoba con sus embolantes e interminables partidos de Quidditch.
Esta película se encierra en sí misma y se despega deliberadamente de toda la saga, como quien sabe que va a ser visitada y revisitada, visionada y revisionada, una y otra vez en búsqueda de la única y verdadera magia.
Lo mejor: este es el Hogwarts verdaderamente mágico, verdaderamente tétrico, maquiavélicamente acogedor entre fobias y temores, protegido por esa densa y exquisita atmósfera que arraiga lo fantástico a lo terrenal.
Lo peor: no esperen cine propiamente dicho, eso no hay en Harry Potter. O sea, Cuarón hace lo mejor que puede con las limitaciones que le impone el mainstream de lo masticado.
Hasta que llegó 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban' con esos púberes en transición cuasi adolescente que se vieron tocados por la varita cuaronesca, varita que destila su mágica estética obscuramente sugestiva y que tanto define al mexicano en su dirección.
Mente privilegiada que se distingue del resto de los directores de la saga por diferencia, sobre todo cuando se lo compara al romo y anodino Yates que de tan frío y apático se queda entumecido y congelado, colgado de la escoba con sus embolantes e interminables partidos de Quidditch.
Esta película se encierra en sí misma y se despega deliberadamente de toda la saga, como quien sabe que va a ser visitada y revisitada, visionada y revisionada, una y otra vez en búsqueda de la única y verdadera magia.
Lo mejor: este es el Hogwarts verdaderamente mágico, verdaderamente tétrico, maquiavélicamente acogedor entre fobias y temores, protegido por esa densa y exquisita atmósfera que arraiga lo fantástico a lo terrenal.
Lo peor: no esperen cine propiamente dicho, eso no hay en Harry Potter. O sea, Cuarón hace lo mejor que puede con las limitaciones que le impone el mainstream de lo masticado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Todo lo seductor y fascinante del mundo de la brujería hogwartseana, la verdadera taumaturgia hecha arte, se encuentra acá. Empieza y termina con en 'El Prisionero de Azkaban'.
Excelentes bizarreadas varias como un clásico bus inglés mágicamente conducido, oportunos viajes en el tiempo, bosques lúgubres con verdadero estilo, giros de guión interesantes, genial y estrambótica licantropía.
Dentro de un cosmos distinguido al cual lo acompaña una trama sólida y auto-conclusiva, se desata la verdadera hechicería que hasta decantada por la varita de la eufórica y prístina Hermione se vuelve obscura, abriéndose paso y coloreándolo fétidamente todo entre calabazas y cuervos imbuidos en escenarios burtonescos.
En conclusión: riguroso ejemplo de la nigromancia melancólica adosada a lo mundano, dando vueltas en un loop infinito, en un bucle infinito. Girando eternamente en el tiempo, en el Giratiempos...
Excelentes bizarreadas varias como un clásico bus inglés mágicamente conducido, oportunos viajes en el tiempo, bosques lúgubres con verdadero estilo, giros de guión interesantes, genial y estrambótica licantropía.
Dentro de un cosmos distinguido al cual lo acompaña una trama sólida y auto-conclusiva, se desata la verdadera hechicería que hasta decantada por la varita de la eufórica y prístina Hermione se vuelve obscura, abriéndose paso y coloreándolo fétidamente todo entre calabazas y cuervos imbuidos en escenarios burtonescos.
En conclusión: riguroso ejemplo de la nigromancia melancólica adosada a lo mundano, dando vueltas en un loop infinito, en un bucle infinito. Girando eternamente en el tiempo, en el Giratiempos...