El título juega claramente con la ironía, ya que a pesar de que la historia transcurre en un idílico barrio privado inglés, de 'Safe' no tiene nada y de entrada nos topamos con un asesinato y una desaparición.

Los personajes están bien, generando cierta empatía, aunque sin escapar de los tópicos.
Casi toda la acción se centra en Tom, el padre de la chica desaparecida, quién corre entre la desesperación por recuperar a su hija y las culpas de un pasado que lo atormentan y, en consecuencia, vamos descubriendo los misterios a la par del personaje.
Así y todo, otra serie más que termina fallando a causa de su guión, el cual es bueno pero mal trabajado.

Todo en el mini-pueblito se torna incómodo y vemos cómo los aparentes buenos vecinos esconden sucios secretos que de a poco van saliendo a la luz manteniendo, de esta forma, la intriga y la tensión del relato.

Lo mejor: la estética sobria y distinguida tan característica de lo británico que siempre cumple, aunque no logre ocultar la diatriba intestina del guión en la construcción de la idea central.

Lo peor: otra vez, como ya es normal, metiendo a los empujones una relación homosexual que ni como sub-trama funciona, sin influir en lo más mínimo en el relato, trivializando los hechos.