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España España · Las Palmas de Gran Canaria
Voto de Arsenevich:
4
Drama. Intriga Tom Sanders, un maduro y atractivo ejecutivo que trabaja en una empresa de alta tecnología, está a punto de ser ascendido. Sin embargo, en una semana crucial para su vida, verá sus aspiraciones rotas cuando, en su lugar, sea nombrada Meredith Jonson, una antigua novia suya que ahora es una ambiciosa ejecutiva. (FILMAFFINITY)
7 de enero de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contiene múltiples defectos y la trama, qué duda cabe, se desmenuza por momentos. Está claro que la intención de la productora fue juntar en la pantalla a una pareja muy taquillera (Douglas/Moore), apuntalar el reparto con un veterano contrastado (Sutherland) y ambientar el relato en un mundo que Michael Crichton (autor de la novela de base) conoce y maneja muy bien: el de los vaivenes empresariales en torno al mercado tecnológico. El guion es bastante mediocre, aunque se vuelve un tanto interesante cuando la cosa se pone fea en la cuestión pre-judicial.

Otra cosa es considerar si el mensaje de la película puede aún alimentar el eterno debate sobre el acoso sexual y las diferencias de género en el carnicero sistema piramidal de las empresas multinacionales. Es posible incluso que no se trate de una película sobre sexo, sino más bien sobre la competencia empresarial descarnada y antropófaga y la ambición desmedida. En la película vemos a Meredith Johnson (una lúbrica y sicalíptica Demi Moore para el recuerdo) poniendo patas arriba la realidad laboral, familiar y personal de Tom Sanders (un Michael Douglas definitivamente en su salsa). Para ello cuenta con la complicidad de los jefes, consejeros legales y siervos de alto rango de la compañía, cuyo objetivo final es conseguir una fusión con otra empresa más poderosa a cualquier precio, incluso si tienen que despellejar y vender los cueros del incauto Sanders. Siento que en todo momento se nos habla más de complots por el control de la producción que de frotamientos y encerronas sexuales; en todo momento se hace más hincapié en tendencias de capital, traslados a sucursales perdidas en el desierto de Austin y cabreos de los accionistas que del hecho mismo del acoso sexual como fenómeno social. Yo al menos me he quedado con la sensación de que el ataque de Meredith, más allá de buscar reavivar las llamas del pasado o de satisfacer esos incontrolables instintos libidinosos que se hacen evidentes en el personaje, lo que busca más bien es una posición de privilegio empresarial sobre Sanders, al tiempo que ejerce ese juego de poder que en los ámbitos laborales termina siendo muchas veces el determinante de este tipo de circunstancias, más allá de la atracción física.

La película contiene cierto tufillo a moralina igualitaria y de a ratos se pierde en complejas descripciones sobre los dispositivos informáticos que son la base laboral de la empresa, y todo este rollo hace que el interés decaiga bastante. Como pieza fílmica es sin duda un producto intrascendente y fácilmente olvidable.
Arsenevich
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