Esta película figura en el tour de Filmaffinity denominado «Películas controvertidas». Sí, de esas que generan odios o amores, sin términos medios. Una especie de separador de gustos. Y mi nota deja a las claras, evidentemente, de qué lado me decanto. Suele ocurrir con el cine experimental: ves «Persona» de Bergman o, incluso sin llegar al Olimpo del realizador sueco, «Holy Motors» de Leos Carax y la sensación, por lo menos para mí, es muy otra. A veces pienso que no tiene mucho que ver con la calidad intrínseca de las películas sino con la forma que estas tienen de conectar con ciertas aristas de la sensibilidad de cada uno. Y por eso entiendo que haya mucha gente a la que «Under the Skin» le parezca una gran película. Yo, la verdad, padecí bastante durante su visionado.

Como idea no me parece mala pero la falta de solidez conceptual hace que el todo fílmico no termine de afianzarse nunca. Creo que el director se vale de sólo dos bazas para llevar adelante la película, y ambas me resultan muy endebles:

1) La desnudez gratuita de Scarlett Johansson como reclamo publicitario.
2) El uso indebido y poco acertado de los silencios para (intentar) crear tensión.

La película cae, pues, en una abulia de la que ni los prometedores momentos de aniquilación logran rescatar.

No mucho más que añadir. La estética puede ser interesante pero no tiene de dónde sostenerse porque los mimbres argumentativos son demasiado raquíticos y la pavura general de la imagen amuerma y fastidia a partes iguales.

Bastante mala.