Aunque previsible, no por ello deja de impactar, por su crueldad, el desenlace final. Te conmueve la desolación total en que queda sumido el protagonista, casi en estado catatónico, al verse traicionado de semejante manera por las personas que le son más cercanas: por el amigo pintor (cuánto resentimiento y despecho por parte de éste para tramar algo tan cruel), por el "relojero" en el que ha ido depositando su confianza (cómo se puede ser tan frío y calculador), por la chica con lo que ha experimentado por primera vez el amor en su vida (se puede ser más cruel). No obstante, tras reponerse de ese estado catatónico, y aunque desengañado, el protagonista aún alberga un hilo de esperanza de que en la historia de amor vivida con la chica hubo algo de verdad. En cualquier caso, para él sí fue un sentimiento real y quizá por ello ésta haya sido su mejor oferta, pues a cambio del cruel engaño y del robo de los cuadros, pudo por fin ser capaz de amar a una mujer de carne y hueso.

Alguna cosa que no me ha acabado de encajar:

1) Por supuesto, lo artificial y rocambolesco de toda la trama: un mecanismo tan complicado y perfectamente engranado que sería imposible que se produjera en la realidad. Pero bueno, esto es una película.

2) No se me hace creíble la relación con el "relojero", más que nada por la juventud de éste. Hubiera sido más apropiado, desde mi punto de vista, una persona de mayor edad, más experimentada. Se justificaría mejor con ello sus conocimientos técnicos y se vería más natural que el protagonista se deje aconsejar sentimentalmente por él.