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España España · Valencia
Voto de Biollante:
9
Ciencia ficción. Terror Durante un viaje en el espacio rumbo a un remoto planeta al otro lado de la galaxia para colonizarlo, la tripulación de la nave 'Covenant' descubre una señal proveniente de lo que creen puede ser un paraíso inexplorado, y que resulta ser un mundo oscuro y hostil... Secuela de "Prometheus" (2012). (FILMAFFINITY)
11 de mayo de 2017
36 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me aventuro en ésta, mi primera crítica para filmaffinity, con una crítica de la saga que quizá me ha marcado más, como fan e incluso coleccionista de (casi) todo lo derivado de su universo. Y he de decir que he salido bastante contento del cine. Me temía, sobre todo a raíz de haber leído las críticas, otro “Despertar de la Fuerza” o remake encubierto. Pero afortunadamente, la crítica profesional y un servidor no han visto la misma película.

¿Por dónde empezar? ¿Por la fotografía, siempre tan pulcra y demasiado nítida como viene siendo defecto y virtud en el cine de Scott? ¿La actuación? No, mejor empezar por el mensaje, aquello tan criticado por pretencioso en la denostada “Prometheus”.

No fue la anterior cinta de mi entero agrado, pero su atmósfera me llego, así como sus frases demoledoras acerca de la vida, la muerte y la carga del creador. Pues es en estos temas donde veo que “Alien: Covenant” profundiza, al igual que hiciera “Prometheus”, mejorándola por reducir la carga de mensajes y acompañarlos de perturbadoras imágenes. Voy a aventurarme un poco con una pequeña teoría personal; Scott tiene ya una edad y como todo hombre que repasa su vida, ve el final cerca y así lo plasma en su cinematografía reciente (y más desde la muerte de su hermano). Para mí, todo el díptico “Prometheus” y “A: Covenant” reposa sobre la dualidad vida y muerte. Un universo separado por su carga existencialista de la lógica anti mercantilista de las primeras entregas y su omnipresente compañía. Un universo donde los personajes creyentes tienen cierta vergüenza de mostrar sus convicciones en un mundo en el cual el materialismo impera. Carne y espíritu, xenoformos y humanos, David y Walter. Scott lo enmarca a mi entender, en la búsqueda humana (demasiado humana) de respuesta y creadores, pero la certidumbre y rebelión del hombre contra su destino mortal rebosa por todos los porros del largometraje. Es más, reconozco que este mensaje a varios niveles funciona mejor de cara al gran público, no tan dispuesto a tratar temas de este angustioso calado, que en su predecesora.

También cabe hablar de los amos de la función, recuperados para el título de nuevo. Los aliens, el organismo perfecto para David, obedecen a una mente colectiva y no se preocupan por sus egos individuales, por su futura finitud. No hay en ellos ápice de ese Sr. Weyland preocupado por esa posible nada que lo aguarda detrás de la última puerta. No están obsesionados con la eternidad ni con nuevos comienzos que puedan purgar pecados pasados. Los xenoformos simplemente se lanzan a la conquista de nuevos mundos como una única y no dubitativa mente.

Dicho esto, personalmente creo que los creadores han cumplido su objetivo, dotando de alma a una película que tenía la losa de su confusa predecesora sobre sus hombros. Y para mí, el fan reenganchado, eso es un bonus. Que si los actores palidecen en su mayoría frente a un estupendo Fassbender y su trabajo vocal frente a un pasmado Crudup. Que le importa a un fan que el tercer acto quede algo cojo y otro detalle que comentaré en el spoiler. Alien ha vuelto, y lo celebro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Biollante
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