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España España · Barcelona
Voto de AMQE:
3
Acción. Aventuras. Ciencia ficción. Thriller En el calendario de los mayas aparece señalado el año 2012 como la fecha en la que se producirá el fin del mundo, que irá acompañado de diversas catástrofes naturales: erupciones volcánicas, tifones, glaciares que inundarán el planeta. Cuando el escritor Jackson Curtis (John Cusack) y sus hijos regresan a casa, una intensa actividad sísmica recorre la Costa Oeste de los Estados Unidos.
15 de noviembre de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo las películas que pusieron de moda el cine de catástrofes como ejemplos de cine espectáculo en el que viejas glorias de Hollywood aprovechaban para disfrutar de una cuota de pantalla que su decadencia les empezaba a negar pero que a la vez que ayudaban a dar entidad a la película, permitía desarrollar una serie de pequeñas historias que daban un digno contrapunto a la destrucción del decorado de cartón piedra. Definitivamente esto ha cambiado. Roland Emmerich, constituido en nuevo adalid del cine catastrofista, relativiza historia, diálogos, personajes a la mínima expresión, con tal de mostrar lo que los últimos avances tecnológicos le permiten crear, sin otro límite que no sea el de su propia imaginación. El más difícil todavía, que Emmerich ejecuta cual jefe de pista de su particular circo. Y esto es básicamente “2012”, una serie de espectaculares imágenes creadas por ordenador y como fondo unos personajes que van viviendo unas situaciones tan falsas e increíbles que provocan la risa y la vergüenza ajena en más de un momento. Y no es que uno se siente a ver este tipo de productos esperando coherencia, diálogos brillantes e interpretaciones de Oscar, sino como es lógico pura diversión y entretenimiento. Pero es que por increíble que pueda parecer, tampoco Roland Emmerich se muestra inspirado en este aspecto. La falta de ritmo, la escasez de carisma de sus personajes, la poca habilidad para generar tensión, magia, aventura (Spielberg debería darle más de una lección en este sentido), el abuso del tópico y la previsibilidad de todas sus secuencias, hacen de “2012” un producto que tiene más de videojuego, de atracción de parque temático, que no de cine. Su larga duración tampoco ayuda en este sentido, sobre todo por culpa de un inexplicablemente alargado tramo final que acaba consiguiendo que el espectador desee que se salven, se mueran pero sobre todo que se acabe la historia de una vez. En definitiva, un mix de “Titanics”, “Poseidones” y terremotos que produce empacho a los que estamos acostumbrados a otras exquisiteces.

Lo mejor: evidentemente, sus efectos especiales.

Lo peor: que un producto de este tipo acabe aburriendo.
AMQE
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