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Voto de Nekro Zombie:
6
2015
Sam Esmail (Creador), Sam Esmail ...
7,4
26.888
Serie de TV. Thriller. Drama
Serie de TV (2015-2019). 4 temporadas. 46 episodios. Elliot Alderson es un joven y brillante programador con problemas para las relaciones sociales que durante el día trabaja como técnico de ciberseguridad de una importante empresa informática y por la noche es un desinteresado justiciero cibernético, que se verá envuelto en una oscura trama. (FILMAFFINITY)
26 de agosto de 2016
21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un genial artículo para una web bastante famosa, Javier Meléndez Martín hablaba sobre cómo el capitalismo permite y promociona la rebelión, aun yendo contra de sus propios valores, si esto le genera beneficios. El autor se refería a este fenómeno como “disidencia mercantilizada”. Entre otras producciones audiovisuales, ponía como ejemplo a Mr. Robot porque tiene detrás a una de las compañías más poderosas del país, Comcast Comunications, que además de estar metida en rollos de TV es como la “Telefónica” de América.
Y es que yo, mucho antes de leer este artículo y saber quiénes financiaban la serie, ya me olía algo raro. Mientras el cine norteamericano comercial parece estar cada vez más obsesionado con las historias simplonas que sirven como excusa para la pirotecnia CGI, muchas series de este mismo país han sabido crear tramas y personajes complejos que, de alguna manera, recuperan el tipo de historia humanista que desde hace muchos años no interesa demasiado a Hollywood. En estas series de nueva generación hemos podido ver, entre otras muchas cosas, como se atacaba al conservadurismo rancio de las más imaginativas maneras.
Sin embargo, con Mr. Robot tengo la sensación de que toda esta liberación mental y social me la están vendiendo como algo enlatado, de que los productores saben muy bien qué cosas pueden gustar a los adolescentes raritos que no se sienten cómodos con el sistema y qué cosas no. Del mismo modo que hace unas décadas los productores obligaban a los directores y guionistas a insertar escenas de violencia o sexo cada ‘X’ minutos en ciertas pelis de ‘Serie B’, aquí la supuesta rebelión progresista me parece excesivamente metida con calzador.
En ocasiones ni tan siquiera tiene sentido. Por ejemplo, como en este tipo de series hay que meter sí o sí a homosexuales (lo cual, no confundáis, no me molesta en absoluto), o en su defecto a personajes que dudan de su propia orientación sexual, hay un momento donde la chica rubita se lía con otra. Esto es completamente gratuito y además rompe toda la arquitectura de este personaje. Hay otro momento en la segunda temporada en el que la tipa del FBI se pone a tocarse el clit muy a saco. Como vosotros entenderéis (especialmente si sois hombres y heteros), no es algo que incomode a mis ojos. Pero esta escena vuelve a estar completamente fuera de lugar y rompe la estela del papel. Para entendernos: lejos de provocarme como espectador, me genera un poderoso “what the f…”. En plan como si en “El Padrino” de repente apareciese Super Mario persiguiendo una seta gigante.
CONTINÚA EN SPOILERS.
Y es que yo, mucho antes de leer este artículo y saber quiénes financiaban la serie, ya me olía algo raro. Mientras el cine norteamericano comercial parece estar cada vez más obsesionado con las historias simplonas que sirven como excusa para la pirotecnia CGI, muchas series de este mismo país han sabido crear tramas y personajes complejos que, de alguna manera, recuperan el tipo de historia humanista que desde hace muchos años no interesa demasiado a Hollywood. En estas series de nueva generación hemos podido ver, entre otras muchas cosas, como se atacaba al conservadurismo rancio de las más imaginativas maneras.
Sin embargo, con Mr. Robot tengo la sensación de que toda esta liberación mental y social me la están vendiendo como algo enlatado, de que los productores saben muy bien qué cosas pueden gustar a los adolescentes raritos que no se sienten cómodos con el sistema y qué cosas no. Del mismo modo que hace unas décadas los productores obligaban a los directores y guionistas a insertar escenas de violencia o sexo cada ‘X’ minutos en ciertas pelis de ‘Serie B’, aquí la supuesta rebelión progresista me parece excesivamente metida con calzador.
En ocasiones ni tan siquiera tiene sentido. Por ejemplo, como en este tipo de series hay que meter sí o sí a homosexuales (lo cual, no confundáis, no me molesta en absoluto), o en su defecto a personajes que dudan de su propia orientación sexual, hay un momento donde la chica rubita se lía con otra. Esto es completamente gratuito y además rompe toda la arquitectura de este personaje. Hay otro momento en la segunda temporada en el que la tipa del FBI se pone a tocarse el clit muy a saco. Como vosotros entenderéis (especialmente si sois hombres y heteros), no es algo que incomode a mis ojos. Pero esta escena vuelve a estar completamente fuera de lugar y rompe la estela del papel. Para entendernos: lejos de provocarme como espectador, me genera un poderoso “what the f…”. En plan como si en “El Padrino” de repente apareciese Super Mario persiguiendo una seta gigante.
CONTINÚA EN SPOILERS.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Eso sin entrar en abuelas que fuman marihuana (literalmente), en tipos que hackean en plantaciones secretas de esta misma hierba, en tipos con problemas de adaptación social, en “Arcades” para rememorar la nostalgia ochentera y noventera tan de moda actualmente, en tías pseudo-gótico-punks que son profundas y rebeldes, etc. Todo es un inmenso cliché de cosas ‘insurrecto – guays – tengo veintidós años y voy al Viñarock’. Incluso tiene una historia bipolar/amigo imaginario en plan “Fight Club” (a la que en un momento se le rinde un pequeño homenaje). En ocasiones me da la sensación de que es como si a los creativos de los anuncios de “El Corte Inglés” les pusieses a hacer una serie para peña anti-sistema. Es muy grave que, aun estando de acuerdo, no me crea el discurso.
Por el contrario, aunque todo sea menos natural que los actores y guiones de cualquier parida de Mediaset, también tiene cosas positivas. Creo que Rami Malek borda el papel. Hacía tiempo que un actor no me generaba tal sensación de angustia y hasta terror. El rollo del hacking, pese a que todavía es bastante surrealista, no cae en lo ‘normal’ de Hollywood que son animaciones, pruebas extrañas o ataques entre hackers que parecen una partida del ‘Unreal Tournament’. Me molan algunas reflexiones y algunas metáforas informáticas del protagonista. La fotografía y el diseño artístico no están nada mal. Por ejemplo, el austero y decadente piso del personaje principal es un acierto. Etcétera.
Aun así, lo principal es que me entretiene. En ningún momento he bostezado como sí hice visionando otras series como ‘Show me a Hero’ (David Simon. 2015) o ‘Stranger Things’ (Matt Duffer. 2016). Estoy en una etapa de mi vida en la que ‘Constantinople’ de ‘The Residents’ me parece la mejor canción de todos los tiempos y considero a la primera de ‘Cazafantasmas’ como uno de los mejores filmes que se han hecho jamás. Como vosotros comprenderéis, que una serie me entretenga es algo que valoro mucho. Especialmente porque sé que esto es una de las cosas más complicadas a las que tienen que enfrentarse los miembros del equipo de la peli o serie en cuestión. No deja de ser un despropósito pseudo-inflamatorio con tramas absurdas y personajes mal construidos, pero como mínimo me divierte. En serio, eso ya es mucho.
Por el contrario, aunque todo sea menos natural que los actores y guiones de cualquier parida de Mediaset, también tiene cosas positivas. Creo que Rami Malek borda el papel. Hacía tiempo que un actor no me generaba tal sensación de angustia y hasta terror. El rollo del hacking, pese a que todavía es bastante surrealista, no cae en lo ‘normal’ de Hollywood que son animaciones, pruebas extrañas o ataques entre hackers que parecen una partida del ‘Unreal Tournament’. Me molan algunas reflexiones y algunas metáforas informáticas del protagonista. La fotografía y el diseño artístico no están nada mal. Por ejemplo, el austero y decadente piso del personaje principal es un acierto. Etcétera.
Aun así, lo principal es que me entretiene. En ningún momento he bostezado como sí hice visionando otras series como ‘Show me a Hero’ (David Simon. 2015) o ‘Stranger Things’ (Matt Duffer. 2016). Estoy en una etapa de mi vida en la que ‘Constantinople’ de ‘The Residents’ me parece la mejor canción de todos los tiempos y considero a la primera de ‘Cazafantasmas’ como uno de los mejores filmes que se han hecho jamás. Como vosotros comprenderéis, que una serie me entretenga es algo que valoro mucho. Especialmente porque sé que esto es una de las cosas más complicadas a las que tienen que enfrentarse los miembros del equipo de la peli o serie en cuestión. No deja de ser un despropósito pseudo-inflamatorio con tramas absurdas y personajes mal construidos, pero como mínimo me divierte. En serio, eso ya es mucho.