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España España · Barcelona
Voto de Olivares:
5
Comedia. Drama Shahdov (Charles Chaplin), rey de Estrovia, tiene que huir precipitadamente de su país al estallar una revolución. Llega a los Estados Unidos sin recursos económicos, pero una joven publicista de televisión (Dawn Addams) le sugiere que protagonice algunos anuncios, aunque no parece la persona más adecuada para este trabajo... Penúltima película del maestro Chaplin, que tres años antes había tenido que exiliarse de Estados Unidos debido ... [+]
24 de enero de 2011
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un Rey en New York es la crítica de Chaplin a la “Caza de Brujas” de los años 50. Es su venganza a una sociedad norteamericana que pasa de adorarlo a obligarlo a exiliarse por sospechas de comunismo. Y más ampliamente, es un retrato de la sociedad de la época, que vivía en un auge capitalista y de apuntalamiento del American Way of Life, con su omnipresente publicidad, su entretenimiento frívolo, y su inmensa maquinaria de adoctrinamiento de masas son respecto al papel de EEUU en el mundo moderno. Y es en este sentido donde Chaplin acierta plenamente en clavar su dardo y mostrar una gran valentía e implicación con la sociedad. El contenido de la película, encuadrado en este contexto metafílmico es muy bueno, pero eso no disimula para mí algunas de las carencias puramente fílmicas de la película:

-El humor está falto de gracia, y sobretodo de ritmo. Algo pasa con el humor en esta película. En contadísimas ocasiones me arrancó una sonrisa, a mí y a toda la sala donde la vi. Cabe preguntarse si era necesario el humor en un film de este tipo, pero asumiendo que Chaplin sea incapaz de vivir sin él, encuentro los gags muy poco inspirados. No pasan de inocentones y caducos “pastelazos en la cara”. ¿Donde está el canallismo y la picardía de Charlot? ¿Dónde esas situaciones inverosímiles pero en la que podemos vernos reflejados a nosotros mismos o a nuestros más ocultos pensamientos y deseos? Si el Humor es Drama+Tiempo, Chaplin no supo cómo cuajar el segundo ingrediente, quedando siempre las bromas como retardadas, congeladas en la nevera, y bastante infantiles para un film de madurez artística como éste. Recordar solamente los niños en la escena del orfanato, dónde lanzan bolitas de papel al Rey Shadov cuando no mira, y un niño pastelero usa el dedo de hurgarse la nariz para hacer pasteles. El equivalente actual de este gag sería la tarta de manzana en American Pie por lo menos...

-La puesta en escena es teatral y artificiosa. Todos los planos y su movimiento interno de personajes, acciones, etc. se plantean desde esa frontalidad tan típica de la comedia, y sobretodo del cine mudo. Salvando las distancias, y pese a ser filmada en Inglaterra quizá no con muchos medios, estamos en 1957. Tan sólo tres años después se estrenará El Apartamento, y hay un mundo entre una y otra. La comparo con El Apartamento porque no es una película de acción ni de grandes filigranas técnicas, pero en cambio tiene una puesta en escena actual cuanto menos. Una resiste el paso del tiempo, la otra no. Aquí se evidencia una falta de adaptación de Chaplin a las nuevas técnicas y al nuevo lenguaje. El tiempo no pasa en balde lamentablemente... Y esto se puede aplicar tanto a la cámara, como al montaje, la interpretación, los decorados, etc. Imposible desprenderse de la sensación que detrás de la cámara hay un set de rodaje, con un cámara, un sonidista, un chico de producción con los cafés... pero no un director, que lamentablemente no puede estar en dos sitios a la vez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Olivares
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