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Voto de Olivares:
7
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6.485
Drama. Romance
Francisco Galván de Montemayor, un hombre adinerado de apariencia tranquila, conservador, religioso y virgen, como cada Jueves Santo asiste a la ceremonia del mandatum, el lavatorio de pies que el sacerdote efectúa con singular delectación. Al ver los sensuales pies de una joven sentada en primera fila se queda prendado de su serena belleza. Francisco logra averiguar que la mujer de sus sueños se llama Gloria y va a contraer matrimonio ... [+]
15 de noviembre de 2010
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
“ÉL” (1953) Luis Buñuel
Si algo no se puede negar a esta película es la vigencia y “modernidad” de su tema: el maltrato de la mujer en el matrimonio. Luis Buñuel se adelantó una vez más a su tiempo, a lo políticamente correcto, e hizo un film que en España le hubiera causado algo más que problemas (desconozco la opinión que mereció en México). Pero no es éste el lugar para hablar de la fuga de cerebros que sufrió (y sufre) España. Vayamos al film, y para variar, empezaremos por lo “malo” de la película.
Pese a esa “modernidad” innegable, el film adolece en casi todo su metraje de un clasicismo formal que aunque entendible (sobretodo tratándose de una producción Columbia), sigue siendo decepcionante para Buñuel. La estructura resulta engañosa, ya que aunque toda la parte central del film es un flashback gigante donde la protagonista explica a su antiguo prometido y amigo como ha sido su matrimonio, esto no altera para nada la estructura real del relato en tres actos, que es tan manida y previsible que llega a aburrir. Se genera expectativa sobre la resolución, sí, pero de una manera que ya hemos visto y revisto. Hecho. Vayamos ahora a la bueno de este film, que hay y mucho:
La puesta en escena destaca por la tendencia a los planos-secuencia en los diálogos de los protagonistas, que le da una gran fluidez al relato y además permite a los dos actores (buena actuación de ambos creo yo) dar lo mejor de sí.
También la dirección artística tiene una gran repercusión en el film, especialmente el decorado: una casa modernista donde abundan las líneas curvas y cierta sobrecarga decorativa, que nos sugieren la inestabilidad emocional del protagonista.
Y sobretodo, lo que realmente tiene de meritorio este film, y a partir de dónde le podemos sacar todo el jugo y los motivos para verla, es que el protagonista de la película no es la víctima, si no el maltratador. Esto convierte al film en un viaje a la mente de una persona con unos problemas emocionales, que aunque muy serios, no lo hacen un monstruo. Eso es lo más aterrador. Francisco, no deja en ningún momento de ser de carne y hueso, y Buñuel nos posiciona de su lado, lo queramos o no. Y como eso sería quizá algo morbosamente gratuito, el contexto del personaje nos deja en pinceladas los oscuros motivos de toda esa violencia. Obviamente, él es descendiente de terratenientes, un hombre rico y que además quiere recuperar tierras perdidas. Eso lo aplica a su esposa, que pasa a ser parte de su propiedad, y al igual que con las tierras, sufrirá un miedo constante a que se las arrebaten.
Si algo no se puede negar a esta película es la vigencia y “modernidad” de su tema: el maltrato de la mujer en el matrimonio. Luis Buñuel se adelantó una vez más a su tiempo, a lo políticamente correcto, e hizo un film que en España le hubiera causado algo más que problemas (desconozco la opinión que mereció en México). Pero no es éste el lugar para hablar de la fuga de cerebros que sufrió (y sufre) España. Vayamos al film, y para variar, empezaremos por lo “malo” de la película.
Pese a esa “modernidad” innegable, el film adolece en casi todo su metraje de un clasicismo formal que aunque entendible (sobretodo tratándose de una producción Columbia), sigue siendo decepcionante para Buñuel. La estructura resulta engañosa, ya que aunque toda la parte central del film es un flashback gigante donde la protagonista explica a su antiguo prometido y amigo como ha sido su matrimonio, esto no altera para nada la estructura real del relato en tres actos, que es tan manida y previsible que llega a aburrir. Se genera expectativa sobre la resolución, sí, pero de una manera que ya hemos visto y revisto. Hecho. Vayamos ahora a la bueno de este film, que hay y mucho:
La puesta en escena destaca por la tendencia a los planos-secuencia en los diálogos de los protagonistas, que le da una gran fluidez al relato y además permite a los dos actores (buena actuación de ambos creo yo) dar lo mejor de sí.
También la dirección artística tiene una gran repercusión en el film, especialmente el decorado: una casa modernista donde abundan las líneas curvas y cierta sobrecarga decorativa, que nos sugieren la inestabilidad emocional del protagonista.
Y sobretodo, lo que realmente tiene de meritorio este film, y a partir de dónde le podemos sacar todo el jugo y los motivos para verla, es que el protagonista de la película no es la víctima, si no el maltratador. Esto convierte al film en un viaje a la mente de una persona con unos problemas emocionales, que aunque muy serios, no lo hacen un monstruo. Eso es lo más aterrador. Francisco, no deja en ningún momento de ser de carne y hueso, y Buñuel nos posiciona de su lado, lo queramos o no. Y como eso sería quizá algo morbosamente gratuito, el contexto del personaje nos deja en pinceladas los oscuros motivos de toda esa violencia. Obviamente, él es descendiente de terratenientes, un hombre rico y que además quiere recuperar tierras perdidas. Eso lo aplica a su esposa, que pasa a ser parte de su propiedad, y al igual que con las tierras, sufrirá un miedo constante a que se las arrebaten.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Pero sobretodo, el eje central sobre el que gira toda la locura y problemas emocionales de Francisco es la Iglesia. Recordemos al cura de la primera escena besando los pies de los jóvenes niños en la ceremonia, con gran “delectación”. Recordemos que el cura está siempre en las fiestas de Don Francisco, y que dice de él ser un perfecto caballero. Recordemos que Gloria acude al cura pidiendo ayuda, y éste se la niega, ya que Francisco ha acudido a él antes y le ha explicado otra versión de los hechos (la Iglesia aprueba lo que hace Francisco). Y ahora recordemos una de las últimas escenas, la mejor sin lugar a dudas, en la Iglesia, donde Buñuel se destapa como creador libre de nuevo en todo su esplendor. Francisco sufre alucinaciones, e imagina a un gran número de feligreses imaginarios riéndose de él, y él temiendo porque según dice “lo saben”. Francisco se levanta de su banco y se dirige al cura que está oficiando misa, e intenta estrangularlo entre las risas imaginarias que su mente oye. Unos cuantos hombres intentan separarlo y reducirlo, y la única frase que proporciona el cura es “dejarlo, es mi amigo”...
¿Me estoy volviendo loco yo también, o en todos estos detalles se entreve una relación de pederastia apenas susurrada, quizá ni premeditada? A mí me parece claro, si no la escena de la Iglesia carece de bastante sentido. En todo caso, si así es, la película gana aún más enteros, y la convierte aún más en una pequeña joya de una “modernidad” escandalosa para la época, más que visible hoy en día, y con el trasfondo crítico del mejor Buñuel.
¿Me estoy volviendo loco yo también, o en todos estos detalles se entreve una relación de pederastia apenas susurrada, quizá ni premeditada? A mí me parece claro, si no la escena de la Iglesia carece de bastante sentido. En todo caso, si así es, la película gana aún más enteros, y la convierte aún más en una pequeña joya de una “modernidad” escandalosa para la época, más que visible hoy en día, y con el trasfondo crítico del mejor Buñuel.