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Voto de Meinster:
7
7,2
33.244
Bélico. Drama
Narra la historia de Desmond Doss, un joven médico militar que participó en la sangrienta batalla de Okinawa, en el Pacífico durante la II Guerra Mundial, y se convirtió en el primer objetor de conciencia en la historia estadounidense en recibir la Medalla de Honor del Congreso. Doss quería servir a su país, pero desde pequeño se había hecho una promesa a sí mismo: no coger jamás ningún arma. (FILMAFFINITY)
27 de noviembre de 2016
110 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gibson vuelve a rodar una película y esto vuelve a ser una buena noticia para el aficionado al cine. Gibson a vuelto a crear un buen film y sigue siendo fiel a si mismo con todos sus pros y contras.
Gibson crea una película claramente dividida en tres partes. Antes de la guerra, en el ejército antes de ir a esta y la tercera ya en la guerra. Las tres partes suman el destino de nuestro héroe, Desmond Doss. Nos desvelan su recorrido, sus creencias y su fe, el como llego a estas, como luchó contra prejuicios y mentalidades opuestas y como demostró que tenía razón y la utilidad de su fe. Si, Hasta el último hombre es una película fiel a Gibson y sus creencias y su fe, la película tiene raíces fuertemente religiosas y las expone sin pudor ninguno.
De las tres partes en las que se divide la película es más floja la primera, demasiado tópica, demasiado cliché, bien realizada y funcional pero muy vista. La segunda, pese a que recuerde a La chaqueta metálica, consigue emocionar y quizás enervar debido a la testarudez de su personaje principal. Pero es en la tercera en la que da el todo, se inicia con una larga secuencia bélica... O podríamos decir LA SECUENCIA BÉLICA, convirtiéndose en una de las mejores y más brutales que servidor ha visto jamás, magnífica en todos sus aspectos, el espectador es trasladado a la guerra, al campo de batalla, al infierno, la película nos obliga a dejar nuestra butaca y nos hace arrastrarnos por el fango mientras miles de disparos y docenas de bombas golpean a nuestro alrededor. Es el horror como pocas veces se ha visto. Solamente por esta secuencia ya vale la pena ver la película. Sublime. Posteriormente el relato no llega a volar tan alto pero tampoco acaba por decaer (se pueden poner ciertos peros cinematográficos al momento crucial de la película, el peligro va y viene y por ello la tensión sufre altibajos)
Nos encontramos con una buena película, a la que los mayores peros que se le pueden poner son morales (véase en spoiler un comentario al respecto)
Al basarse en una historia real más increíble que la ficción, usar a un héroe real, se corre el riesgo de caer en la hagiografía, en la mitificación y mistificación del héroe, olvidar que es una persona real y convertirlo en un santo. Y en ese defecto cae la película, durante toda el relato vemos la luces de Doss pero no sus sombras, de todas formas resulta creíble y bien expuesto durante casi todo el metraje, pero es en su parte final donde la narración cae estrepitosamente en ese error, crecida en si misma, opta por dejar atrás el realismo más salvaje y volverse épica, convertir al héroe en alguien a admirar digno de devoción, volverse una hagiografía pueril y mandar al traste el relato moral.
Gibson crea una película claramente dividida en tres partes. Antes de la guerra, en el ejército antes de ir a esta y la tercera ya en la guerra. Las tres partes suman el destino de nuestro héroe, Desmond Doss. Nos desvelan su recorrido, sus creencias y su fe, el como llego a estas, como luchó contra prejuicios y mentalidades opuestas y como demostró que tenía razón y la utilidad de su fe. Si, Hasta el último hombre es una película fiel a Gibson y sus creencias y su fe, la película tiene raíces fuertemente religiosas y las expone sin pudor ninguno.
De las tres partes en las que se divide la película es más floja la primera, demasiado tópica, demasiado cliché, bien realizada y funcional pero muy vista. La segunda, pese a que recuerde a La chaqueta metálica, consigue emocionar y quizás enervar debido a la testarudez de su personaje principal. Pero es en la tercera en la que da el todo, se inicia con una larga secuencia bélica... O podríamos decir LA SECUENCIA BÉLICA, convirtiéndose en una de las mejores y más brutales que servidor ha visto jamás, magnífica en todos sus aspectos, el espectador es trasladado a la guerra, al campo de batalla, al infierno, la película nos obliga a dejar nuestra butaca y nos hace arrastrarnos por el fango mientras miles de disparos y docenas de bombas golpean a nuestro alrededor. Es el horror como pocas veces se ha visto. Solamente por esta secuencia ya vale la pena ver la película. Sublime. Posteriormente el relato no llega a volar tan alto pero tampoco acaba por decaer (se pueden poner ciertos peros cinematográficos al momento crucial de la película, el peligro va y viene y por ello la tensión sufre altibajos)
Nos encontramos con una buena película, a la que los mayores peros que se le pueden poner son morales (véase en spoiler un comentario al respecto)
Al basarse en una historia real más increíble que la ficción, usar a un héroe real, se corre el riesgo de caer en la hagiografía, en la mitificación y mistificación del héroe, olvidar que es una persona real y convertirlo en un santo. Y en ese defecto cae la película, durante toda el relato vemos la luces de Doss pero no sus sombras, de todas formas resulta creíble y bien expuesto durante casi todo el metraje, pero es en su parte final donde la narración cae estrepitosamente en ese error, crecida en si misma, opta por dejar atrás el realismo más salvaje y volverse épica, convertir al héroe en alguien a admirar digno de devoción, volverse una hagiografía pueril y mandar al traste el relato moral.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Sobre el relato moral. Bien es cierto que es partidista, la película está narrada desde un punto de vista por lo tanto es lícito que no tome equidistancia y que no se vea igual la guerra desde el punto de vista japonés que como se ve desde el estadounidense. Pese a ello, en la primera batalla, todo está narrado de forma excelente, la guerra es dura, infernal para todos.
Es en su parte final donde Gibson se desata, según el relato la fe del protagonista prevalece, los americanos son dignos porque han creído en esa fe, así la última batalla ya no es un infierno, ya no nos narra una película antibélica, se vuelve claramente probélica, el relato es épico, los estadounidenses son los héroes, los japoneses animales, el japonés digno es aquel que se suicida mientras que el indigno es el que se rinde, pues no dudan en matar después de rendirse, el japonés bueno es el japonés muerto, incluso el objetor Doss, aquel que no quería ni tocar un arma, no duda en pegar patadas, como si de un futbolista se tratase, a granadas para que le exploten al japonés que las ha lanzado.
Por último convierte a Doss en un ángel viviente. No es lo que cuenta, es como lo cuenta, estos últimos minutos mandan al traste todo el relato antibélico, el no matarás ya no importa, es la fe lo importante cuando Doss ha convencido a sus compañeros de creer en ella han ganado la guerra, los japoneses ya no son iguales, son muy inferiores. En definitiva no es el no matar lo importante, es tener fe, creer en Dios, en su mensaje. Eso es lo que al final Gibson parece empeñado en vender y es por ello que su relato se resquebraja pues se contradice así mismo.
Es en su parte final donde Gibson se desata, según el relato la fe del protagonista prevalece, los americanos son dignos porque han creído en esa fe, así la última batalla ya no es un infierno, ya no nos narra una película antibélica, se vuelve claramente probélica, el relato es épico, los estadounidenses son los héroes, los japoneses animales, el japonés digno es aquel que se suicida mientras que el indigno es el que se rinde, pues no dudan en matar después de rendirse, el japonés bueno es el japonés muerto, incluso el objetor Doss, aquel que no quería ni tocar un arma, no duda en pegar patadas, como si de un futbolista se tratase, a granadas para que le exploten al japonés que las ha lanzado.
Por último convierte a Doss en un ángel viviente. No es lo que cuenta, es como lo cuenta, estos últimos minutos mandan al traste todo el relato antibélico, el no matarás ya no importa, es la fe lo importante cuando Doss ha convencido a sus compañeros de creer en ella han ganado la guerra, los japoneses ya no son iguales, son muy inferiores. En definitiva no es el no matar lo importante, es tener fe, creer en Dios, en su mensaje. Eso es lo que al final Gibson parece empeñado en vender y es por ello que su relato se resquebraja pues se contradice así mismo.