US 
Canadá 
México 
España 
UK 
Irlanda 
Australia 
Argentina 
Chile 
Colombia 
Uruguay 
Paraguay 
Perú 
Ecuador 
Venezuela 
Costa Rica 
Honduras 
Guatemala 
Bolivia 
Rep. Dominicana 
Francia · Paris
Voto de Meinster:
8.692
Comedia
Comienzos del siglo XX. Tres parejas se reúnen para pasar un fin de semana en el campo: un inventor que ha creado una `bola para atrapar espíritus` y su mujer, que tiene problemas sexuales; un racionalista y pomposo profesor de filosofía y su prometida, mucho más joven que él, y un médico, mujeriego compulsivo, y su última conquista. El ambiente idílico propicia la confusión emocional de los personajes. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película menor de Woody Allen la realizó en uno de sus mejores momentos, después de dramas (o comedias dramáticas) tan fabulosos como densos Interiores, Manhattan o Recuerdos realizó esta comedia ligera en la que supuso su primera colaboración con Mia Farrow.
Allen abandona la ciudad y se traslada al campo, cambia la actualidad por los inicios del siglo XX, aunque sigue fiel a sus obsesiones, el motivo realizar un homenaje a Shakespeare (la base y ahí está la música de Mendelssohn) y especialmente a Bergman, pero para ello Allen pierde su sentido del ritmo, condena su humor a ligeras pinceladas, resultándole una película pequeña, simpática pero mediocre en la que pretende hablar de mucho pero sin acabar de cuajar nada.
La película es prometedora, pero no termina de ver cumplidas sus expectativas, posee algún buen momento pero ninguno termina por redondeado. Aunque de corta duración, el film, no para de dar vueltas una y otra vez a las mismas ideas, resultando en exceso redundante.
La fotografía, lo mejor de la película, se recrea en los paisajes del bosque en los que transcurre la acción, se debe al gran Gordon Willis, colaborador por aquella época en varias películas de Allen, siendo el director de fotografía que dio la más personalidad y mejor fotografía a sus películas.
En lo positivo resaltan sus interpretes, todos estupendos, el guión es menor, muy menor, con momentos interesantes, el resultado es una película simpática, agradable, que se ve tan rápido como se olvida.
Allen abandona la ciudad y se traslada al campo, cambia la actualidad por los inicios del siglo XX, aunque sigue fiel a sus obsesiones, el motivo realizar un homenaje a Shakespeare (la base y ahí está la música de Mendelssohn) y especialmente a Bergman, pero para ello Allen pierde su sentido del ritmo, condena su humor a ligeras pinceladas, resultándole una película pequeña, simpática pero mediocre en la que pretende hablar de mucho pero sin acabar de cuajar nada.
La película es prometedora, pero no termina de ver cumplidas sus expectativas, posee algún buen momento pero ninguno termina por redondeado. Aunque de corta duración, el film, no para de dar vueltas una y otra vez a las mismas ideas, resultando en exceso redundante.
La fotografía, lo mejor de la película, se recrea en los paisajes del bosque en los que transcurre la acción, se debe al gran Gordon Willis, colaborador por aquella época en varias películas de Allen, siendo el director de fotografía que dio la más personalidad y mejor fotografía a sus películas.
En lo positivo resaltan sus interpretes, todos estupendos, el guión es menor, muy menor, con momentos interesantes, el resultado es una película simpática, agradable, que se ve tan rápido como se olvida.
