La reunión de un grupo de amigos con motivo de la muerte de uno de ellos provoca, como no, viejas rencillas y sentimientos que estaban latentes. Kasdan, que en los 80 era aire fresco, es solo un correcto contador de historias que dirige con contención lo que escribe.

No hay momentos reveladores, escenas para el recuerdo o emoción en lo expuesto. En algunos momentos, la nostalgia a través de las canciones es cansina. Lo único que da lustre es el brillo de sus estrellas. Algunos han hecho grandes carreras como Close o Hurt y sus presencias lozanas hacen excitante el visionado cuarenta años después. Pero para mi, los mejores son los que han no han despuntado tanto: Jobeth Williams, Mary Kay Place y Tom Berenger.