No voy a andarme con rodeos. Yo he ido a ver esta película por un único motivo: Harley Quinn.

Tenía muchas ganas de verla en la gran pantalla.Y es que este personaje goza desde hace mucho tiempo de la mayor de mis simpatías.
Pero antes de disertar sobre el objeto de mi devoción, hablaré un poco sobre el film que ocupa esta crítica.

No es una buena película, se mire por donde se mire. Lo dice alguien que ya conocía a la Sucide Squad y había leído antes sobre sus andanzas. Pero eso tampoco es que importe demasiado.
Cualquiera que haya leído comic americano sabe que tanto los personajes como las historias pasan por las manos de diversos dibujantes y guionistas, los cuales a su vez dejan su particular impronta.
Cada uno construye una nueva versión de los personajes siendo la editorial la que vela por la coherencia argumental y por conservar las esencias de los mismos.

Así pues no voy criticar si estas versiones me han gustado más o menos. Me voy a centrar en la forma de relatar y el uso de los personajes en el argumento.
Es lastimoso ver como el director David Ayer desperdicia tan buen material y naufraga en un infame guión.
Una historia confusa llena de boquetes argumentales, mal narrada, montada a remiendos, con villanos sin carisma ni trasfondo y tópica en su desenlace.
Unos personajes esbozados, anecdóticos en su mayoría. Un tono indeciso entre la épica y el humor, sin llegar a alcanzar ninguno de los dos.
Hay momentos del enfrentamiento final que son de vergüenza ajena. Hasta la animación CG es defectuosa, advirtiéndose movimientos “extraños” en el bicho de turno.
El tan mencionado Joker de Jared Leto es una broma pesada para aquellos que apreciamos al príncipe payaso como uno de los mejores villanos de la ficción moderna.
Will Smith hace de Will Smith, aunque lo llamen Deadshot.
En definitiva una película fallida en todo excepto… por Harley Quinn.

Resulta curiosa la buena estrella de esta entrañable y divertida antiheroína desde que Paul Dini la creara en 1992 como personaje de apoyo puntual al Joker en algunos capítulos de “Batman: The Animated Series” basándose en su amiga del colegio Arleen Sorkin.
Es ella y no otra, la auténtica esencia de Harley Quinn. Para entender realmente al personaje hay que conocer historias como “Mad Love”, “Harley’s Holidays”, “Harley & Ivy”, “Harlequinade” o “The man who killed Batman”.

Familiarizarse con su humor cartoon, su (aparente) ingenuidad, sus momentos de crueldad a las órdenes del Joker y su sufrimiento. Porque en definitiva ama a un sociópata incapaz de corresponderla. Alguien que no dudará en manipularla, y si hace falta maltratarla, porque lo más parecido al amor que es capaz de manifestar hacia ella es una enfermiza posesividad.
Así pues además de villana y es víctima, un personaje cómico a la par de trágico.

Desde este punto de partida, Harley Quinn ha ido evolucionando y ganando relevancia a lo largo de los años, incrementando su popularidad, debido en buena medida a su aparición en nuevos soportes como los videojuegos.

La Harley Quinn que encarna Margot Robbie está basada principalmente en la versión mostrada en los “New 52” (relanzamiento editorial de DC de todas sus publicaciones) y en cierta medida, los mentados videojuegos.
Se ha acentuado notablemente el cariz sexual y se la ha dotado de un mayor grado de independencia respecto al Joker (aunque conserva la tradicional obsesión amor-odio por él).
Margot tiene el físico perfecto para interpretarla y hay indicios esperanzadores en su actuación que parecen apuntar a que ha captado la esencia del personaje.
Pero son sólo eso, indicios, pese a todas las buenas palabras (y alguna baba) que la crítica y el público le ha regalado.

Quizá lo mejor que puede decirse de “Suicide Squad” es que Harley Quinn al fin parece haber conseguido su película.
Sólo falta que caiga en manos de un director competente y de inspirados guionistas. Una misión suicida, vamos.

P.D.: ¿Bichito? ¿En serio? Serán hijos de puddin…