Haz click aquí para copiar la URL
España España · Córdoba
Voto de JCR:
7
Bélico A punto de acabar la Segunda Guerra Mundial, el comandante americano Falconer (Burt Lancaster) dirige un escuadrón de ocho hombres completamente agotados hasta un castillo medieval, con la intención de descansar. El propietario los acoge con la esperanza de que así lo defiendan de las tropas alemanas. Pero los soldados tienen otros planes: apoderarse de la fortaleza. (FILMAFFINITY)
17 de marzo de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por algo destaca el cine de finales de los años 60 y de la mayor parte de los 70, especialmente en Hollywood, es por un afán transgresor y rompedor con los cánones estéticos y narrativos presentes en el 7º Arte a lo largo de estos años. Políticas de grandes estudios, directores estrellas conocidos por su solvencia, actores y actrices con contratos en exclusiva para las productoras y una forma de hacer cine un tanto estricta (no por ello de menos calidad, hay que ser muy poco cinéfilo para no apreciar las joyas y las lecciones que nos ofrece el cine clásico de Hollywood) Por tanto en esta nueva época de cambio de paradigma y de una nueva concepción en filmar y narrar, surgieron directores con otros horizontes y pretensiones que nos darían grandes y preciadas obras. Entre ellos estaría Sidney Pollack.

Con respecto a esta película, resulta un film más bien de carácter simbólico y alegórico que en conjunto se puede considerar un tanto fallido, ubica una serie de situaciones surrealistas ante el drama bélico. La propia voz que nos narra la película hace ver el tono de irrealidad que posee la película. Nunca sabemos las órdenes concretas de la unidad, están ahí para defender el castillo, deja entreveer la labor de los Monument´s Men pero nunca especifican ni de que unidad son ni por qué un comandante está ahí con un conjunto de oficiales y con apenas soldados a su cargo.

Es por tanto el objetivo de la película el mostrar el sinsentido de la guerra a través de estas situaciones inverosímiles a la par que oníricas. Ya no era el tiempo de John Wayne liderando a los Marines en Tarawa e Iwo Jima. No vamos a ver a Errol Flint atravesando las junglas de Birmania ni a Humprey Bogart con su tanque Lulubell en Sahara.

Aquí los personajes son más crudos y menos idealistas, se busca el sinsentido de la guerra y tomando en cuenta la filmación, una alegoría a modo de crítica de la Guerra de Vietnam y la sin razón de por qué los Estados Unidos estaban liderando un despliegue militar en el sudeste asiático.

Plantea también la película, el debate sobre el efecto de la guerra en el patrimonio y la destrucción de obras de arte que causa el conflicto. El Castillo en el que se desarrolla la película es un monumento y un motivo de orgullo que poco a poco se va viendo arrastrado ante los desmanes de la soldadesca y la guerra y sus consecuencias.

Sin embargo el conjunto, en su totalidad queda un poco vacío y carente de nexos de unión, la presentación de los personajes llega a ser incluso tediosa, no obstante las escenas de acción si están bien filmadas, aunque se recurra al tradicional recurso de emplear carros de combate del país dónde se filmaba (en este caso T34 de Yugoeslavia) como carros de combate alemanes, en los Violentos de Kelly y en Salvar al Soldado Ryan, sin embargo, los camuflaron para que fueran veraces como Tigers.

En conjunto es una película extraña, entretenida y casi experimental con cierto propósito rompedor. No termina de cuajar, pero no es ni de lejos una mala película. Destaca sobre todo Burt Lancaster liderando el reparto con su icónico personaje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JCR
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow