El titular, que hace justicia con este film, no es mío. Es un plagio de la crítica número 6 de Josefeco sobre la película Campo de batalla: la tierra, y que quiere homenajear al que para mí es el título más gracioso que se le haya dado a un peli en esta web. Dicho ésto y metiéndonos en harina, hay que apuntar que Lucas es un cero a la izquierda y que no me extraña que este fuera su debut.

THX, Brazil, 1984, La isla... son colosos para realizar en la que todos los directores suspenden por la dificultad de plasmar en la pantalla un producto decente y que no decaiga en atención, debido principalmente, a los claustrofóbicos decorados que nos suelen regalar y por la poca atención que se presta a la historia, consiguiendo en todos los casos que el espectador bostece repetidamente. Tan sólo la primera parte de Matrix logra que sigamos con atención los avatares de un mundo futurista y orweliano.

Nunca había visto en el cine a un holograma que comiera y que fuera de carne y hueso. Y hacernos creer qué porque toda la peña vaya rapada consigue algún efecto... Tampoco había contemplado que las acciones-reacciones del héroe protagonista fueran tan estúpidas como para salir de los distintos embrollos de una manera tan chabacana, poco creíble e insultante para cualquiera con dos dedos de frente. Ni había tenido la oportunidad de deleitarme con un guión tan pobre y con tantas lagunas en una película en la que lo escrito ha de ser magistral para poder comenzar a trabajar mínimamente. Pero claro, de un tipo que compró La Guerra de las Galaxias a un desconocido autor por cuarenta mil dólares y luego se pegó el moco de adaptarlo como si fuera suya la idea... pues no se puede esperar mucho. Yo de Lucas no espero nada, bueno sí, que no se le ocurra dirigir mientras viva. Éso sí.