Los creadores de los Simpson siempre se habían negado en redondo a realizar una película de su particular universo. Supongo que veían un tanto difícil superar en hora y media lo que nadie era capaz de conseguir en veinte minutos. Mi opinión es que acertaban, e incurrieron en el pequeño pecado de la ambición... y fallaron. La historia del film es una más del entrañable Springfield, aunque dilatada por cuatro. No hay novedades, ni magia, y los diálogos de los personajes son los que presupones que van a ser. Aún y todo siguen siendo Los Simpson, y siempre será más agradable observar como Homer se come un donut a cualquier mamarrachada de súper producción que abotargue las salas de cine de tu ciudad. Te dan 4 episodios por uno. La putada es, como bien dice Homer al comienzo del film, que tengamos que pagar por algo que podemos ver gratis.