A la loca de la Wachowski, no sé si Andy o Larry y me importa un huevo, Matrix Reloaded se la sudaba bastante. El tipo andaba preocupado porque las hormonas femeninas que estaba tomando cambiaran su aspecto exterior. Además estaba muy ocupado con la madame sado más famosa de Hollywood y planeaba, aparte de casarse con ella, un cambio de sexo. Por ésto comprenderán ustedes que al tipo le importaba un carajo tanto la segunda como la tercera entrega de Matrix, y así lo reconoce. Entonces? Pues los resultados están a la vista. Una bazofia indigna del peliculón que presentaron cuatro años antes.

Es un insulto para cualquiera la poca sustancia argumental de la segunda entrega. Los combates aburren hasta el hastío. ¿Es de recibo la pelea del héroe contra doscientos agentes Smith? ¿O sólo consiste en un relleno para la duración del metraje? Por no añadir el tufo del video clip en la Israel futurista. ¿A qué viene? ¿Aporta algo? ¿Me estás vacilando? Yo creo que sí, y que las hormonas que tomaba no debían hacer bien su trabajo, y la peli la montó algún transexual con depresión absoluta.

Y sobre el oráculo, el francés, el arquitecto, el ingeniero de llaves, el ferroviario y la madre que los parió... bueno, pues me parto la caja. Hablamos sobre ellos en el último capítulo. Programas que luchan contra programas... sí hombre sí... y la Wachowski todavía con el rabo colgando. Qué monada... Nunca una segunda parte fue tan pestosa y esperada como la que nos ocupa. Un auténtico truño.