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China China · Qingoco
Voto de Txarly:
8
Drama. Ciencia ficción Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
5 de noviembre de 2011
221 de 267 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al salir de la sala lo primero que me ha venido a la cabeza ha sido, como bien apunta Todd McCarthy de Variety, que he visto un cruce letal entre Celebration y Armaggedon. Sólo el chiflado de Lars podría atreverse a tal ocurrencia. La película es una metáfora de la depresión que vivió el director danés hace unos años. Una metáfora sobre la negativa a vivir trasladada a una boda. Una metáfora en imágenes durante el comienzo. Hasta la elección de un actor como Kiefer Sutherland aka Jack Bauer no deja de ser una metáfora más, bastante graciosa si sabes algo de la vida de Jack, claro. Una metáfora, en definitiva, vestida de planetoide malote que te hará pupita en el sexo diodenal. Que Von Trier es un tipo totalmente excesivo en lo formal y en lo circunstancial me temo que ya lo saben hasta en Macedonia.

Lo gracioso es que no había leído la sinopsis del film, así que cuando cambia de tercio y entramos en la segunda parte de la historia, algo crujió en mi cabeza dentro de la sala de cine. Puedo afirmar sin arrepentirme que por primera vez he sentido el fin del mundo viendo una película. La atmósfera que crea Von Trier en la segunda mitad se aleja de la claustrofobia formal de la primera parte para abofetearnos con una claustrofobia moral que me dejó pegado al asiento observando boquiabierto como sería si... Pues sería más o menos así. Vamos, de un realismo vergonzante, alejado de grandes urbes como NY o Shanghai o el pueblecito de al lado, sin chuscos gigantes en llamas cayendo del cielo. Un realismo sobrecogedor. Y lo consigue con la cámara al hombro y 4 leuros gastados en efectos especiales. Y además busca la excusa para deleitarnos entre momento y momento con un plano maravilloso de la espléndida desnudez de Kirsten Dunst, petrificada en roca lunar. El último minuto de película es aterradoramente bello. Sobrecogedor.

Doy gracias por haber sido partícipe de un proyecto en el que no ha salido Bruce Willis salvando al personal ni tampoco Will Smith pilotando un caza último modelo. He vuelto a ver daneses locos como putas cabras y he sentido en mis carnes durante la segunda parte la depresión de un genio mientras me abrasaba con él. Un tipo grande, el amigo Lars.
Txarly
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