Aquí en Buenos Aires, tuve el agrado de estar en la premiere de Harry Potter y la Orden del Fénix entre gritos de fanáticas y expectativas por parte de los asiduos lectores de las novelas, que se han mantenido firmes llenando los cines, cada año religiosamente, para saber si la película hizo justicia o dejó de lado las palabras de su autora.

Al apagarse las luces la sala lucía llena de ilusión y ansiedad, de pronto la pantalla se llenó de la música compuesta por Nicolas Hooper (sustituyendo a John Williams), mientras que yo trataba de dejar de contar las veces que he pensado en que Potter se trata de un fenómeno de mercadeo, bien logrado, por cierto, por J.K Rowlings, su autora, y que sin duda ha conseguido transpasar las expectativas de una literatura hecha para los consumidores jóvenes, que ahora vagan por el mundo sin una identidad precisa.
Sin embargo el director David Yates (Desconocido hasta ahora en el mundo del cine, famoso por su participacion en miniseries y películas televisivas), y David Goldemberg (Guionista de Contacto aquella película de Robert Zemeckis), han logrado transpasar la sombra de la adaptación y tienen guardadas varias sorpresas para los lectores, ya que se han suprimido capítulos enteros de la novela y han creado secuencias nuevas inéditas para mantener el interés en la película.

Esto por supuesto, ha molestado a algunos que salen de ver la cinta decepcionados con ganas de correr a su cuarto y leerse nuevamente la novela. Otros gratamente sorprendidos, han optado por decir que aunque todo sea distinto, la película es un éxito total.

Así pues Harry Potter y la Orden del Fénix, es sin duda una cinta muy apreciable, con espectaculares efectos especiales, un guión bastante sólido que se sostiene por el simple de hecho de ser contado a la manera clásica, sin cabos sueltos, sin sobrantes, con el tiempo justo para que el público asimile a los personajes, tanto a los conocidos como Emma Watson (Hermione) y Rupert Grint (Ron), que sin duda no tienen más que guiñar un ojo o hacer un comentario chistoso, para lograr que el público se conmueva o ría a carcajadas.

Gary Oldman (Sirius Black), Alan Rickman (Severus), y Ralp Fiennes (Voldemort) lucen sin ser protagonistas y le dan un toque de distinción a la historia con personajes queribles y detestables a la vez.

Al final una de las mejores secuencias de la cinta, con el enfrentamiento que adelanta un poco el inevitable duelo entre Potter y Voldemort, ahora con sus amigos peleando en contra de los magos obscuros, hacen que la historia se vuelva emocionante y que logre que por un momento que el espectador sufra y vibre con Harry, y que los fans arañen el asiento pidiendo que muestren más de la historia.

Sin duda La Orden del Fénix, es entretenimiento puro, disfrutable y dejando de lado la polémica, por mucho la más simple película del mago y por cierto cinematográficamente una de las mas logradas.