Hay películas que ponen en su portada "Del director de X y el guionista de Y" como diciéndote, "Los tíos que trabajaron en esta película tan buena y que tanto te gusta, también están aquí". Cuando se hace eso, generalmente es porque no consideras que la película sea lo suficientemente buena como para atraer al público y tienes que darles un cebo para que piquen. Algo así pasa en Sabotage.

La premisa inicial es interesante, un grupo especial de la DEA asalta una casa de unos narcotraficantes Mexicanos y deciden quedarse con parte del dinero. Hasta ahí todo correcto. La película además comienza con una escena de acción de tiroteo muy potente que recuerda a la de clásicos como Heat (Michael Mann, 1995) o Desperado (Robert Rodriguez, 1995). Se podría haber sacado mucho partido a eso, pero de pronto la película cae en picado hacia una trama policiaca-detectivesca en la que empieza a morir gente, mucha gente, quizá demasiada.

La película es muy explícita en sus imágenes, a veces quizá demasiado. Buena parte del gore y de las muertes que aparecen en las película son totalmente gratuitas, no aportan nada a la trama (ni tienen que ver nada con ella) y parecen más un deseo propio del director de mostrar una carnicería por pantalla. A los que les guste la sangre como a un servidor, quedarán encantados. Para más inri, hay ciertas escenas muy inverosímiles. Ráfagas de disparos que casualmente no aciertan a quien tienen que acertar o personajes, que desaparecen delante de las narices de decenas de personas sin que nadie se de cuenta.

Arnold lleva todo el peso de la trama y no es meramente un reclamo para llenar las salas de cine (recordemos que esta fue una de sus primeras películas después de su parón en el cine para ser gobernador de california), es el único que consigue que conectes con él, con sus emociones y con su historia. El resto de personajes que le acompañan, aparecen de la nada, no se sabe prácticamente casi nada de ellos y no te da tiempo ni siquiera a conectar con ellos o con su historia (si es que la tienen).

Al final, te quedas con un buen sabor de boca inicial, con un tramo central de la película que podría ser mucho más corto (la película dura casi 2 horas) para que luego la acción vuelva a reinar en los últimos 20-30 minutos y sea ahí donde te resuelven todo el misterio de la película. En la edición en Blu-ray, hay dos finales alternativos que a mi gusto, son mejores que el final de la versión de cine (aunque ese final visualmente es más espectacular).

Es una pena, porque la película podría haber dado mucho más de si (recordemos que el director es el guionista de la aclamada Training Day (Antoine Fuqua, 2001)) y al final, ni te ofrece acción visceral constante (que hubiera estado bien como entretenimiento palomitero) ni te ofrece una trama de Thriller profunda y convincente, se queda a medio camino entre una cosa y la otra.