No sé cómo un actor de renombre como Mel Gibson se ha rebajado a realizar una película con tal esperpento de guión. Qué triste...
El tal Santa no se sabe si es un mendigo o ex-alcohólico rehabilitado, un mercenario, o qué demonios es.
Y lo peor de todo es que la película no pretende ser una parodia sino que está filmada como si fuese realmente un mal thriller o película de acción con escenas de violencia y de disparos tratadas seriamente como si fuera una especie de Mad Max "navideño" absurdo y sin sentido alguno.
Lo único minímamente verosímil de la película es la barba auténtica de Mel Gibson.
También sobran las penosas escenas de cama protagonizadas por "Santa".
Una cosa es hacer parodias pero esta película ni es una parodia ni es nada. No merece ni calificarse como película de serie B.
En fin, espero que a nadie se le haya ocurrido verla con hijos en edad de creer en Papá Noel...