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Voto de Capu:
10
7,4
1.945
Drama
Los horrores de la guerra hacen que Larry Darrell (Tyrone Power) lo abandone todo, incluso a los que han formado parte de su vida. Cuando, tras la guerra, regresa a su patria, las dificultades para adaptarse de nuevo a la sociedad lo empujan a emprender un largo viaje en busca de la verdad y la paz espiritual que lo llevará desde los sórdidos barrios de París hasta las nevadas cumbres del Himalaya. Adaptación de la célebre novela de Somerset Maugham. (FILMAFFINITY) [+]
23 de abril de 2010
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película de tesis, realizada con suma elegancia: en sus planteamientos, en sus diálogos, en el tratamiento de todo tipo de temas, y en su reparto. Destila buen gusto de principio a fin. La obra nos subyuga desde el mismo momento en que la voz de Maugham (Herbert Marshall) empieza a narrarnos la historia. Todos deseamos conocer a Larry que, cuando aparece, se ilumina aún más la pantalla. No sé si será por ser Tyrone Power o porque los astros del Hollywood mítico tenían un estro especial que no existe ahora; pero lo cierto es que llenaban la pantalla. Todos, magistrales, y en mi "spolier" de abajo, pormenorizo los méritos de cada uno de ellos (para lo cual es imprescindible entrar algo en el argumento de la película).
Alfred Newman nos regaló tres temas (el de Larry, el de Isabel y el de Sophie) intimistas y grandilocuentes a un tiempo, sublimes.
Si esto no es una obra redonda, redonda, le falta muy poco. Y yo ignoro cúal es ese poco.
Alfred Newman nos regaló tres temas (el de Larry, el de Isabel y el de Sophie) intimistas y grandilocuentes a un tiempo, sublimes.
Si esto no es una obra redonda, redonda, le falta muy poco. Y yo ignoro cúal es ese poco.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
¡Qué interpretaciones!: Clifton Webb está insuperable en la escena de su muerte, cuando rompe en sollozos su escenificada compostura habitual. Sientes con él la absoluta soledad de Elliot que, paradójicamente, recibe su último consuelo temporal de quien menos tenía que agradecerle. Gene Tierney nunca estuvo más bella y exquisita, con momentos interpretativos brillantes, como cuando se entera por Maugham de que Larry ha vuelto a París y va a pasar a verla. ¡Cómo le brillan esos ojos abiertos de par en par, asombrados y anhelantes a un tiempo! Y qué decir de Anne Baxter, una de las más grandes actrices de la pantalla. Es imposible mejorar la transformación traumática que hace de Sophie, desde la imagen de "exquisita pureza" del pricipio, a la sórdida y viciosa del final. J. Payne, H. Marshall, E. Lanchester, estupendos también. Y Tyrone Power, cómo no, está inmenso y es el causante de que una obra de tanto fondo no nos llegue a pesar como una losa. Encarna a un hombre que sabe que un compañero murió en la guerra, deliberadamente, para salvarle la vida a él, y él, a cambio, siente que debe hacer algo más que casarse con una rica heredera. Tiene que llenar su vida de estudio, esfuerzo y buenas obras para justificarse a sí mismo el estar vivo. Isabel (Tierney), su prometida, no lo entiende, no le espera, y se casa con un antiguo amigo común, Gray. En la escena de Larry con la niña de Isabel en brazos, el día de su vuelta a París, tras años de ausencia, lo dice todo con su mirada; no se puede expresar más con menos. No hacen falta gestos ni palabras. Maravilloso.
La obra es también un tratado de la soledad en todas sus variantes: la de Larry es buscada con afán y se prevé corta; la de Gray es ignorada por él mismo, afanado, con valía y tesón, en la búsqueda de un futuro mejor; la de Elliot, sólo percibida a última hora; la de Isabel, en cambio, es amarga y para siempre.
La obra es también un tratado de la soledad en todas sus variantes: la de Larry es buscada con afán y se prevé corta; la de Gray es ignorada por él mismo, afanado, con valía y tesón, en la búsqueda de un futuro mejor; la de Elliot, sólo percibida a última hora; la de Isabel, en cambio, es amarga y para siempre.