He de decir que esta película no solo me ha decepcionado, si no que me ha hecho dejar de creer en el cine y en las películas como referente para ser una mejor persona. Incluso dejar de pensar que el cine como arte, como forma de comunicación, nos podría ayudar a conseguir un mundo mejor. Ha sido una horrible revelación y todo por esta película falsa, mentirosa y perversa, muy perversa.

No voy a entrar en comentar sus valores cinematográficos, pues todos ellos, aunque sean pobres y pocos originales, están encaminados a un mismo fin, a mentirnos desde la pantalla, a mostrarnos una realidad que, no es que no sea así, sino que es radicalmente opuesta.

La película narra principalmente, entre otras mentiras menores, la historia de un señor de mediana edad que al final elige amar y ser honesto, honrado, digno, muy digno, lleno de dignidad, y rechaza la carne fresca, las apariencias, la hipocresía y la envidia de lo ajeno. Digámoslo en palabras de otras personas, una película "de una belleza sobrecogedora" y "de la simple belleza de estar vivos". Vamos, a quien no le va a gustar una historia así. Yo la creía, la viví, la disfruté (la película, digo), pero al final, con ese desenlace, no pude más que sentirme engañado, decepcionado con haberme abandonado durante dos horas a la idea de que el ser humano era grande, como los personajes de la bella película... Que yo también era bello y vivía y sentía porque podía admirar la belleza en las cosas, sean culetes o bolsas de papel, todo era bello para mí.