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España España · Granada
Voto de Marisol:
9
Romance. Comedia Los camaradas Iranoff, Buljanoff y Kopalski han sido enviados a París para obtener dinero para el Gobierno ruso mediante la venta de las joyas confiscadas a la gran duquesa Swana, que vive en la capital francesa. Los tres camaradas se instalan en un hotel de lujo mientras los tribunales franceses deciden quién es el verdadero propietario de las joyas. El Gobierno ruso envía a Nina 'Ninotchka' Ivanovna Yakushova a arreglar las cosas. (FILMAFFINITY) [+]
7 de enero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los camaradas Iranoff, Buljanoff y Kopalski han sido enviados a París para obtener dinero para el Gobierno ruso mediante la venta de las joyas confiscadas a la gran duquesa Swana, que vive en la capital francesa. Los tres camaradas se instalan en un hotel de lujo mientras los tribunales franceses deciden quién es el verdadero propietario de las joyas. El Gobierno ruso envía a Nina 'Ninotchka' Ivanovna Yakushova (Greta Garbo) a arreglar las cosas. Allí conocerá al Conde Leon d´Algout (Melvin Douglas), un apuesto caballero que le enseñará los encantos de la capital francesa...
El personaje interpretado por Greta Garbo tarda 20 minutos en aparecer en pantalla, tiempo en el que Lubistch desarrolla la trama con mucho más detalle del que sería en principio necesario, convirtiéndose ese metraje en una recreación de cualquiera de sus habituales comedias de situación, con las hilarantes aventuras en Paris de los tres enviados rusos. Tras este primer acto, aparece por fin Ninotchka en la estación de tren.
Su primera aparición en la película con atuendo pseudomilitar transmite rigidez, da una primera impresión del personaje de poder, autoridad y fortaleza. Perspicaz e inteligente, ella reconoce a los tres camaradas y no al revés. Va cargada de dos maletas que nos incita a pensar en la idea de que ella lleva “cargas” y que no es libre, a la vez que autosuficiente.
Su expresión facial es dura y poco amistosa, sin emocionalidad. La primera frase: “No debéis darle importancia al sexo. Venimos a trabajar” deja claro desde el principio sus prioridades, y éstas no son las relacionadas con el sexo en ninguna de sus acepciones. El maquillaje es casi ausente.
Al llegar al hotel observa un sombrero en una tienda. Este simboliza la sociedad capitalista, materialista y frívola que ella detesta, con la frase: “Cómo puede sobrevivir una civilización que deja que sus mujeres se pongan eso”. El mismo sombrero simbolizará más tarde su conversión a ese mismo sistema.
En el primer encuentro con el Conde Leon, ella establece el primer contacto con él, haciéndole una pregunta directa. No se deja ni amedrentar, ni influenciar ni seducir. Parece como si estuviera ajena a los efectos de la seducción masculina.
Inicialmente, el personaje femenino representa la mujer que se relaciona de forma igualitaria y que no sucumbe a los deseos y seducciones masculinas. Esto hace que ella sea vista por el personaje de Leon como un reto, que no puede evitar y cuyo fracaso supondría la pérdida de la identidad masculina basada en la conquista.
El sistema comunista se encarna en Ninotchka, fría, rígida e implacable, mientras que el sistema capitalista está representado por el personaje del Conde Leon d’Algout, seductor, jovial y atractivo. Que Ninotchka sea seducida y embaucada por el Conde, no es más que una representación de los encantos del sistema occidental ante los cuales caerían derrotados los principios comunistas.

La escena que genera un punto de inflexión en el personaje femenino ocurre en un restaurante al que acuden obreros de la ciudad, en el que Leon, que la sigue, aparece, haciéndose el encontradizo. En dicha escena el interés de Leon en provocar la risa de Ninotchka acaba dando resultados. La explosión emocional de ella es el momento en el que percibimos que se siente integrada en la sociedad que inicialmente rechazaba.
Ninotchka anhela vivir la experiencia amorosa que se le ha negado desde los dictámenes de la cultura comunista, y a la que no podía aspirar según el estilo de vida de su país, con lo cual se enfrenta al dilema de elegir entre dos vidas que suponen importantes renuncias y que se excluyen mutuamente.
La protagonista será obligada por la Duquesa Swana a volver a Rusia y renunciar a Leon para poder cumplir con la misión encargada por su país, y por la que llegó a París. De nuevo vuelve a sacrificar algo, esta vez el amor a cambio de su responsabilidad hacia su pueblo. Ya en Rusia, vuelve a vestir con uniforme, sin embargo al haber conocido el amor, la expresión de su rostro no es tan dura y fría como a su llegada a París. Ella ya no es la misma.
Ninotchka vuelve a ver a Leon en Constantinopla. El último traje con el que aparece refleja el difícil equilibrio que parece haber logrado. No es el traje de corte militar del principio de la historia, ni los trajes de París que no reflejaban su verdadera personalidad, el traje incorpora sus ideas y sus emociones, los principios, el amor y la feminidad. Ninotchka ha conseguido ser ella misma, dejando atrás estereotipos.
Marisol
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