No diré que la película me ha decepcionado, porque está muy por encima de la media, pero desde luego las expectativas creadas eran mucho mayores, por el trailer, por el director, por los actores, por lo que se dijo en Venecia de ella, y sobre todo por su argumento.
Una vez vista la película, me he quedado con ganas de más. Más explicaciones, más desarrollo de la historia, más Julianne Moore, etc.
La película plantea un futuro desolador, y una situación terrible que es la infertilidad de la especie humana. Esto podía haber dado lugar a una historia apasionante y compleja, que al final no lo acaba siendo. Llega un punto en el que la historia pasa a ser la de una huida. Dos personajes que tienen que escapar. Y en ese momento todo lo interesante que tenía la historia se acaba, no se desarrollan las ideas de partida, todo se estanca y solo asistimos a una persecución constante de los protagonistas.
El punto fuerte de la película es sin duda el potentísimo trabajo de puesta en escena del director Alfonso Cuarón. La reconstrucción de ese futuro tan cercano es asombrosa, de un realismo extraordinario, da miedo. El director con la ayuda de su equipo técnico consigue estremecer con momentos de auténtico impacto. La última media hora resulta impresionante en ese sentido.
Lástima que la historia no haya dado más de sí porque Alfonso Cuarón ha demostrado estar muy capacitado para dirigir una película de estas características.