Todo en esta película es sólido, sin fisuras de ningún tipo. El guión es eficaz y preciso, nada sobra y nada falta. La puesta en escena es clásica y elegante, como siempre en Allen pero en este caso además tiene un brillo especial. La interpretación de todos los actores en genial, Scarlett mejor que nunca y Jonathan Rhys Meyers, sobre todo en la parte final de la película, está soberbio.
Más allá de una visión ácida de cierta parte de la sociedad inglesa (y de cualquier otra parte), lo que más atrae es el juego que plantea Woody Allen sobre el azar, el destino y la suerte en la vida. La resolución de todo esto es una jugada de guión absolutamente maestra. Solo directores como Allen se pueden permitir rematar una película con un final como el de Match Point.
Son dos horas de cine que se hacen cortas, porque incluso en las escenas de transición siempre hay algún detalle que te mantiene atento a la pantalla.
Recomendable al 100%.