Si esto es todo lo que el cine de terror actual puede ofrecer, mejor nos aficionamos al cine iraní. No son más que 90 minutos de metraje, y que largo se hace.
Una vez presentada la historia en los primeros minutos de película, todo se estanca en una sucesión de posesiones, espasmos, chillidos y no se cuantas cosas más, sin que todo ello aporte nada al argumento.
Al final, como siempre, nos "sorprenden" con un malo inesperado y se quedan tan contentos.
Donal Sutherland y Sissy Spaceck no consiguen elevar el tono mediocre de la historia, y es que me imagino que gente tan ilustre también tiene que ganarse la vida de alguna forma.