Reconozco que quienes critican Solo quiero caminar con tanta dureza pueden tener sus motivos. El primero y principal es la decepción que supone si se la compara con Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto. El personaje del Gloria Duque es aquí un pálido reflejo de lo que fue trece años atrás. Además la historia de Solo quiero caminar es igual de poderosa que aquella pero bastante menos consistente. Aun así me parece una película atractiva, con alguna secuencia notable, y sobre todo con Diego Luna y Ariadna Gil cuya interacción y la de sus personajes es lo que me hace darle un siete.
Solo quiero caminar cuenta la historia de un improbable grupo de atracadoras a las que el destino, un destino muy caprichoso, acaba por enredar con un grupo de mafiosos mexicanos. Un suceso dramático hace que todos recalen en México DF. Ahí, y a modo de venganza, ellas intentaran desplumar a los mexicanos.
El desarrollo de la historia a grandes rasgos esta claro, pero es en los detalles donde la cosa se hace más confusa. Sabemos que las chicas quieren robar a los chicos. Lo que resulta complicado es seguir la pista de como lo hacen. Demasiados agujeros en el suelo y demasiadas cosas que dependen del azar como para que resulte creible. Además los personajes femeninos resultan especialmente herméticos como para entender sus motivaciones. Más transparentes resultan en sus acciones los chicos de la película.
En este caso Agustín Díaz Yanes no acierta como guionista, pero vuelve a hacer un buen trabajo como director consiguiendo una atmósfera enrarecida, que acompaña muy bien las más que solventes imágenes, especialmente las que se desarrollan en la capital mexicana.
Además acierta de pleno con el retrato que hace del personaje de Diego Luna, como lugarteniente del capo mafioso. Un personaje que habla poco con palabras pero mucho con la mirada. El contenido trabajo de Diego Luna está a la altura del personaje. Su relación (que no es tal) con el personaje de Ariadna Gil es lo mejor de la película. Dos personajes que cuando están el uno junto al otro pierden la máscara tras la que se esconden el resto del tiempo. Ella resulta más impenetrable que él si cabe, pero Ariadna Gil la hace más cercana de lo que realmente es. Es la mejor de las cuatro chicas. Ambos personajes comparten la escena final de la película, y solo por ese momento ya merece la pena verla.
Esto es motivo más que sobrado para decir que Solo quiero caminar me parece una buena película pese a todas las debilidades del guión, pese a que Victoria Abril no tiene la fuerza que solía, y pese a que las guapísimas y excelentes actrices Elena Anaya y Pilar López de Ayala merezcan personajes más sólidos que los que interpretan.