Irina Palm es la película perfecta para ir a verla sin haber oído hablar antes de ella. En ese caso su ingeniosa y original premisa argumental seguro que sorprende tanto que hará que no nos demos cuenta de que en el fondo es una películita tan encantadora como discreta, y supongo que con el tiempo fácil de olvidar.
Para los que estamos informados de los detalles de lo que vamos a ver al cine, Irina Palm no sorprende nada. Si es cierto que parte de una situación original, pero su tratamiento, aunque rebosante de buen gusto, no sorprende en nada. Una vez superada la sorpresa, la historia de esta mujer que hace lo impensable para conseguir un dinero que ayude a salvar a su nieto enfermo, transcurre por caminos bastante trillados.
Sus virtudes, aunque son varias, resultan simpáticas pero muy modestas. La principal es la naturalidad y cercanía con la que se trata un tema aparentemente incómodo. Otra virtud, no menos importante, es la presencia de la que fuera musa del rock de los años 60/70, Marianne Faithfull, interpretando a esa abuela que lucha por ayudar a su nieto. Su contenido trabajo desprende grandes dosis de sabiduría y clase.
Irina Palm no va a pasar a la historia del cine, ni siquiera será especialmente recordada dentro de un año, pero contiene el suficiente encanto como para pasar un rato agradable.