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España España · bilbao
Voto de ernesto:
8
Drama. Intriga En la Nueva Orleans de 1937, una rica viuda, la señora Venable, ofrece al doctor Cukrowicz los fondos para crear un hospital a condición de que practique una lobotomía a su sobrina Catherine. La señora Venable se encuentra perturbada por la reciente muerte en Europa de su hijo Sebastian, con quien solía viajar todos los veranos, salvo el último, en el que Sebastian prefirió llevar como acompañante a su prima Catherine. (FILMAFFINITY)
18 de junio de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que en 1950 dirigiera Eva al desnudo llevaba ya varias películas Joseph L. Manckievicz rozando el gran cine (olvidemos las decepciones) pero sin rematar una película a la altura de su gran obra maestra. Una rayo de luz, Julio Cesar, Ellos y ellas y, sobre todo, Operación Cicerón eran películas bastante sólidas pero que no terminaban de alcanzar la excelencia esperada. Es por eso que en mi particular ciclo sobre el director (solo había visto previamente su última película, La Huella) esperaba la película De repente el último verano como una de las pocas opciones que me iban quedando de disfrutar de una película suya como lo hice con su clásico teatral, o, incluso, con la deliciosa El fantasma y la Sr. Muir. Objetivo cumplido. Sin alcanzar la perfección de Eva al desnudo, esta adaptación de una obra de Tennessee Williams es una de las cumbres de la carrera de Manckievicz.
La película está basada en una obra corta, de un solo acto, del dramaturgo Tennessee Williams que él mismo adaptó con la colaboración de otro grande de las letras americanas, Gore Vidal. El contenido de la obra resultaba realmente brutal y en su paso al cine el relato mantiene un tono absolutamente descarnado completamente inusual en el cine de la época y que, incluso, hoy en día resulta de una osadía notable.
Aunque en la película queda perfectamente reflejado el origen teatral del relato, la analítica cámara de Manckievicz, en colaboración con dos actrices sublimes, se encarga de dar profundidad dramática a una historia que en su paso al cine podría haberse quedado en el más puro sensacionalismo.
La historia comienza cuando una acaudalada mujer, la señora Venable, ofrece su apoyo económico a un afamado doctor con el fin de que este practique una lobotomía a su sobrina. La chica no ha conseguido superar la dramática muerte de su primo, único hijo de la acaudalada señora, durante las últimas vacaciones de verano en un recóndito lugar de Europa. Lo que la historia va desgranando, principalmente en dos largas conversaciones del doctor con cada una de las dos mujeres, es una trama absolutamente retorcida donde nada es lo que parece y que, al final, en una extraordinaria secuencia, nos dejará completamente estupefactos.
La película comienza, tras un breve preámbulo, con una larga conversación entre el doctor y la señora Venable, en los deslumbrantes jardines de su mansión de Nueva Orleans. El texto, la puesta en escena y la apabullante Katherine Hepburn hacen que ese momento, principalmente teatral, resulte de un magnetismo arrollador. Imposible desentenderse.
El segundo gran momento de la película es cuando el doctor se entrevista con la otra protagonista de la historia, la sobrina traumatizada. La impresionante Elisabeth Taylor hace suya la pantalla, y da las claves de un relato que a esas alturas ya no puede ser mas absorbente.
Hay algún personaje más entorno a estos tres protagonistas y, sin duda, su presencia, llena de matices, contribuye a dar a la historia mayores dosis de complejidad.
Todos los personajes que aparecen en la película se reúnen en una secuencia final que rompe con la unidad estilística de la película, ya que ilustra el relato final de Elisabeth Taylor con un arriesgado flashback que bien podría arruinar la película completa, y que, en cambio, no solo no la arruina sino que la consigue dotar de una fuerza extraordinaria, y que nos zampemos sin problemas un final más propio de ¿Quien puede matar a un niño? que de un intenso drama sureño.
En resumen, De repente el último verano sabe sortear con estilo, sutileza (e incluyo el final) y una potencia tremenda todas las trampas que un melodrama de estas características podría poner a sus creadores. Y nos da la posibilidad de disfrutar hasta niveles insuperables de dos actrices en estado de gracia, que son capaces de anular la presencia de un actor tan carismático como Montgomery Clift, que aguanta como puede el torbellino interpretativo de estas dos mujeres.
ernesto
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