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Voto de fresenius:
5
6,4
45.871
Fantástico. Drama. Romance. Thriller
En un inquietante laboratorio de alta seguridad, durante la Guerra Fría, se produce una conexión insólita entre dos mundos aparentemente alejados. La vida de la solitaria Elisa (Sally Hawkins), que trabaja como limpiadora en el laboratorio, cambia por completo cuando descubre un experimento clasificado como secreto: un hombre anfibio (Doug Jones) que se encuentra ahí recluido. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2018
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la primera vez que Guillermo del Toro envuelve extremadamente bien una película para luego encontrarte con una decepción considerable. Es cuestión de gustos, claro, pero en esta película mi opinión nada a contracorriente de las buenas críticas mayoritarias. Al menos la película está más conseguida que la anterior del director, “La cumbre escarlata” (2015), que me pareció floja siendo el motivo básicamente el mismos que ocurre aquí: el guion.
No negaré la capacidad y personalidad de Guillermo del Toro como director, que la tiene y sus películas muestran su sello desde sus primeros trabajos, los mejores para mi gusto. “Cronos” (1993), “El espinazo del diablo” (2001) y “Hellboy” (2004) me parecieron buenas y las demás interesantes. Buena es también, aunque solo en parte, el “Laberinto del fauno” (2006). Desde entonces, nada de nada.
No hay pega alguna en “La forma del agua” sobre la dirección de la película en lo que se refiere a lo que se está viendo y cómo se está mostrando. Visualmente está bien llevada y el diseño de producción es destacable aunque nada de lo que se muestre sea original, más bien un batiburrillo de conceptos tomados se otros lugares. Pero todo esto es pretendido, o así lo entiendo porque la película acierta al conseguir que todo suene antiguas películas de ciencia ficción/guerra fría ¿O será, más bien, a las dos películas que dirigieron Jean Pierre Jeunet y Marc Caro? ¿No será que también estamos viendo, en cierto modo, una especie de Amelie con monstruo marino?
Tampoco hay pegas con los actores, todos muy bien en su papel por muy arquetípicos que sean. Lo de Doug Jones resulta curioso porque se está especializando en personajes/criaturas con tanto maquillaje y prótesis que no le debe resultar nada fácil actuar a base de lenguaje corporal y miradas. El actor, comandante Saru de Star Trek Discovery, es un habitual en las películas de Guillermo del Toro y en este papel casi que repite con una criatura muy parecida a la que ya interpretara en Hellboy.
Otra cosa es lo que se cuenta. El envoltorio está muy conseguido pero lo está al servicio de una historia sosa por muy vista y predecible, una mezcla de varias ideas (otra vez copiando cosas de aquí y de allá) con muy poca originalidad. Y de un maniqueísmo acartonado y arquetípico, donde a Michael Shannon se le desaprovecha con un papel cuasi caricaturesco, el hombre, militar para más señas, que abusa de su poder con una prolongación de su hombría a través de un bastón que da descargas eléctricas…, al menos a mí me parece que la sutileza de Guillermo del Toro aquí brilla por su ausencia. En contraposición tenemos el “buenismo” ejemplar, la sensibilidad especial de la protagonista que no se resigna al aislamiento social por su discapacidad y, también, a su adorable vecino, un pintor homosexual (¡oh, sorpresa!). Y mejor no entrar en más detalles porque mires por donde mires todo está muy polarizado, nada de medias tintas. Seguramente todo esto resulte muy exagerado porque no hay más pretensión que mostrar un cuento de hadas, pero lo cierto es que no es difícil extrapolar estos personajes a los Estados Unidos o al mundo occidental de hoy día. Además, lo que ocurre es que a estas alturas a mí ya no me da la gana de ser tan políticamente correcto para con las corrientes actuales, algo para lo que esta película es ejemplar pero que a mí me aburre soberanamente, que siempre es lo mismo.
No negaré la capacidad y personalidad de Guillermo del Toro como director, que la tiene y sus películas muestran su sello desde sus primeros trabajos, los mejores para mi gusto. “Cronos” (1993), “El espinazo del diablo” (2001) y “Hellboy” (2004) me parecieron buenas y las demás interesantes. Buena es también, aunque solo en parte, el “Laberinto del fauno” (2006). Desde entonces, nada de nada.
No hay pega alguna en “La forma del agua” sobre la dirección de la película en lo que se refiere a lo que se está viendo y cómo se está mostrando. Visualmente está bien llevada y el diseño de producción es destacable aunque nada de lo que se muestre sea original, más bien un batiburrillo de conceptos tomados se otros lugares. Pero todo esto es pretendido, o así lo entiendo porque la película acierta al conseguir que todo suene antiguas películas de ciencia ficción/guerra fría ¿O será, más bien, a las dos películas que dirigieron Jean Pierre Jeunet y Marc Caro? ¿No será que también estamos viendo, en cierto modo, una especie de Amelie con monstruo marino?
Tampoco hay pegas con los actores, todos muy bien en su papel por muy arquetípicos que sean. Lo de Doug Jones resulta curioso porque se está especializando en personajes/criaturas con tanto maquillaje y prótesis que no le debe resultar nada fácil actuar a base de lenguaje corporal y miradas. El actor, comandante Saru de Star Trek Discovery, es un habitual en las películas de Guillermo del Toro y en este papel casi que repite con una criatura muy parecida a la que ya interpretara en Hellboy.
Otra cosa es lo que se cuenta. El envoltorio está muy conseguido pero lo está al servicio de una historia sosa por muy vista y predecible, una mezcla de varias ideas (otra vez copiando cosas de aquí y de allá) con muy poca originalidad. Y de un maniqueísmo acartonado y arquetípico, donde a Michael Shannon se le desaprovecha con un papel cuasi caricaturesco, el hombre, militar para más señas, que abusa de su poder con una prolongación de su hombría a través de un bastón que da descargas eléctricas…, al menos a mí me parece que la sutileza de Guillermo del Toro aquí brilla por su ausencia. En contraposición tenemos el “buenismo” ejemplar, la sensibilidad especial de la protagonista que no se resigna al aislamiento social por su discapacidad y, también, a su adorable vecino, un pintor homosexual (¡oh, sorpresa!). Y mejor no entrar en más detalles porque mires por donde mires todo está muy polarizado, nada de medias tintas. Seguramente todo esto resulte muy exagerado porque no hay más pretensión que mostrar un cuento de hadas, pero lo cierto es que no es difícil extrapolar estos personajes a los Estados Unidos o al mundo occidental de hoy día. Además, lo que ocurre es que a estas alturas a mí ya no me da la gana de ser tan políticamente correcto para con las corrientes actuales, algo para lo que esta película es ejemplar pero que a mí me aburre soberanamente, que siempre es lo mismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y luego está la escena cumbre entre los protagonistas en los que se llena un cuarto de baño de agua en un primer piso de un edificio antiguo construido con madera. Mi mente analítica empieza a calcular en lugar de contemplar las bellas imágenes que todo el mundo está esperando ver. Pero yo no puedo porque lo que estoy viendo estaba previsto hace mucho y el cartel de la película es un spoiler. Entonces empiezo a calcular: un cuarto de baño de 4x3x3 metros de agua contiene 36 metros cúbicos de agua, que son 36.000 kg, ¡¡36 toneladas!! Y todo el rato esperando a ver cuándo llegará el momento en que se va a hundir la estructura para ver a los enamorados en el patio de butacas que hay en la planta baja. La magia del cine y las tonterías mías, que siempre se me ocurren cuando lo que estoy viendo me aburre.