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Voto de fresenius:
8
Ciencia ficción Treinta años después de los eventos del primer film, un nuevo blade runner, K (Ryan Gosling) descubre un secreto profundamente oculto que podría acabar con el caos que impera en la sociedad. El descubrimiento de K le lleva a iniciar la búsqueda de Rick Deckard (Harrison Ford), un blade runner al que se le perdió la pista hace 30 años. (FILMAFFINITY)
12 de febrero de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un escalofrío me recorrió el espinazo cuando hace unos años se anunció la realización de una secuela de Blade Runner. Y ello a pesar de que al frente de la película se decía que iba a estar Denis Villeneuve, que pasa por ser uno de los más interesantes directores dentro del cine norteamericano actual. El temor… ¡tantas veces ha ocurrido ya! … iba por el camino de desvirtuar una historia redonda y un universo atrayente. Más que nada porque si la idea era continuar con parte de los mismos personajes, las continuaciones no pueden sino transformar (y mucho) el mito de la película original y la forma de entenderla. Muy raro es que lo realcen. Ni siquiera la segunda parte de Alien, que es muy buena, le hizo bien a todo lo que transmitía la película de 1979 (y en el caso de Alien lo peor vino después en las siguientes continuaciones). Pues con el caso de Blade Runner 2049 ocurre exactamente lo mismo. Si la historia que se plantea hubiera sido totalmente nueva pero dentro este universo, que es interesante por sí mismo, si no se hubiera querido enlazar con los personajes de la película original, seguramente la película de Villeneuve no habría desvirtuado tanto las motivaciones o la razón de ser de los protagonistas iniciales. Ya es imposible volver a ver el Blade Runner de Scott dejando a un lado lo que el Blade Runner de Villeneuve cuenta, por muy respetuosa que haya sido con la película de 1982. Y ciertamente es respetuosa, pero ya es imposible ver a Rick Deckard de una forma que no sea condicionada. Más o menos como ocurrió con el Alien’s de James Cameron, que se llevó por delante todo el misterio que la criatura alienígena tenía en la Nostromo.

¿Era necesario meter a Deckard aquí? ¿No se podría haber contado exactamente lo mismo sin la aparición de personajes de la primera película?

Pues es este el escollo que hay que salvar para poder disfrutar de Blade Runner 2049, al menos en mi opinión. La verdad es que tampoco me ha costado demasiado aceptar la propuesta porque prevalece la afición a la buena ciencia ficción seria. Y resulta que dentro del género la película de Villeneuve es de lo mejorcito que se ha podido ver en los últimos años. Es una película muy notable que muestra un gran respeto por la obra original, sobre todo visualmente, incluyendo referencias y homenajes. Sin embargo, la historia que se cuenta en la película, más bien las cuatro o cinco líneas generales con las que se resumiría, sin estar mal, no es ni sorprendente ni inesperada. Pero bueno, en Blade Runner gusta el contenido, no el fin.

Blade Runner 2049 es una película lenta, aun diría que en ciertos aspectos es necesariamente lenta porque la mayor parte de los personajes no son seres humanos y la parte contemplativa resulta coherente con su propia naturaleza artificial, con las aspiraciones y el tipo de dudas que ellos mismos tienen. La lentitud tiene una finalidad “inmersiva” en este mundo. También es el motivo por el cual la elección de un actor de gestualidad limitada como es Ryan Gosling viene que ni pintada, sin embargo la otra replicante, Sylvia Hoeks, se lo come con patatas en su interpretación. Pero también hay algún aspecto que ralentiza mucho la historia y que bajo mi punto de vista ocupa los treinta minutos que a la película le sobran. Aparte de la que podemos llamar línea principal de la historia, la película desarrolla algunas ideas más como son la relación del replicante con el holograma y otros aspectos que van encaminados a mostrar cómo es la vida y el día a día en esta época. Vale, particularmente no tengo muchos problemas con esto si lo que se ve es interesante, tal como lo es el día a día, el diseño de la ciudad, los paseos por zonas desbastadas, el sistema de aporte energético o alimentario de la metrópoli, la barrera contra la subida del nivel del mar, el sistema de basuras (aquí me recordó el mundo de “Alita, ángel de combate”), etc. También ocurría así en el Blade Runner original y todo esto, desde luego, no molesta lo más mínimo cuando lo que se muestra da empaque a este futuro y es lo que lo hace interesante. Lo bueno es, además, que no se verbaliza casi nada, todo se muestra y tu mente lo imagina y construye todo. Ahora bien, si se olvidara el asunto del holograma pues no se afectaría prácticamente a la historia principal. Es la parte que alarga la película en demasía. El caso concreto de la relación entre el replicante y el programa informático especialmente diseñado para que vea y oiga lo que desea (que ya fue tratado, por ejemplo, en la sobrevaloradísima “Her”, -2013- ) resulta de un interés limitado, lo cierto es que no se desarrolla del todo, no lleva a ningún sitio y me resulta muy largo. Casi que estoy por aplaudir el final que tiene este asunto en la película.

También, bajo mi punto de vista, la continuación de Blade Runner falla en la solución que le han dado a la historia que quieren contar, no en lo que quieren contar, en la resolución. La participación de Deckard en la historia, para lo que verdaderamente hace el personaje, se podría haber arreglado utilizando simplemente a otro personaje desconocido. Pero no han querido los autores de la historia, además del productor y el director, quedarse sin decir una palabra sobre la naturaleza de Deckard. Tanto los que creen que Deckard no es un replicante como los que sí lo creen tenían sus motivos en base a la versión de la película original que quisieran ver, es algo que también forma parte de lo bueno de las diferentes versiones del Blade Runner de Ridley Scott.

Sigo en zona spoiler contando un detalle crucial del argumento...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
fresenius
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