Constatada la profunda devoción de Patxi Salinas por Shakespeare, decidí inyectarme Looking For Richard en vena.

Y bueno, es un deleite ver a este tipo implicarse con tanto candor en este documental. Es un poco masturbatorio y automplaciente en ocasiones, y me temo que los subtítulos que cacé no reflejan bien la esencia de los diálogos, pero observar al mejor intérprete de la historia dejarse la piel mientras predica la palabra de su ídolo no tiene desperdicio.

Intuyo que el conocer Ricardo III previamente ayuda al disfrute de este artefacto, pero tampoco es estrictamente imprescindible.

Y, por cierto, atención a la irrupción de Kevin Spacey, con quien comparte probablemente las escenas más volcánicas de la obra, y al fugaz cameo de Dominic Chianese, el legendario Corrado de Los Soprano, que pululaba por allí en busca de un papel para la representación, al parecer.

Kevin Spacey.

Un tipo que, a efectos del buen cine, y por desgracia, parece perdido en la lejanía, probablemente cojeando junto a la infancia de Motta.