Bien, pues el esperado calvario se ha quedado en un pequeño y rápido camino por las brasas.

Partiendo de la evidente base de que no resiste comparación con las grandes obras maestras que todos tenemos en mente, Cópula prosigue con el personalísimo camino iniciado en la muy estimable Kun Without Kun, y aquí entrega una obra con evidentes socavones, con una sensación de impostura un poco dañina, con un personaje de Carmen Maura que roza el esperpento, con un final involuntariamente anticlimático, pero a la vez con un poder de fascinación que a mí me mantuvo extrañamente en vilo de principio a fin.

Con un tono a medio camino entre el egotrip más excesivo que ha parido el cine últimamente, la pesadilla más enfermiza y el rabiosísimo ajuste de cuentas con sus demonios, Cópula ofrece su Chinese Democracy particular con bastante más acierto del que algunas voces y petacas han pregonado, pese a que la emotividad de cartón piedra de su recta final desluzca un poco los méritos contraídos hasta el momento, en los que cabe destacar una atmósfera muy sugerente y un trío protagonista bastante certero, especialmente una Maribel Verdú espléndida.

Decía javivi, el presidente del club de fans de Genesis, que Corazonada y Jardines De Piedra son peores. Yo añado que Legítima Defensa y Rebeldes también lo son. Y Dementia 13, La Conversación y la propia Kun Without Kun no las veo claramente superiores.

Es una película fallida, es cierto, pero como película fallida pocas se me ocurren más arrebatadas, valientes e hipnóticas.

Si este es el desastre del año, las últimas obras de Almodóvar y de Amenábar son las trompetas del Apocalipsis.