Como ya he repetido en varias ocasiones, ya sea con la edad con que la vi o otros motivos, esta película se queda para mí en el primer puesto de todas las películas que realmente me ocasionan escalofríos. Ya no es solo por su comienzo tan desgarrador con el que empieza dejando claro la historia y el transfondo que hay detrás, o por el final tan terrorífico y a la vez tan cargado de significado con el que nos encontramos. Hacía años que no la veía, muchos años, y paradójicamente, los momentos de los que no me acordaba son los que ahora considero más flojos, es como si nuestro propio cerebro dejara marcados momentos esenciales a pesar de que hay muchos otros que puedan ensuciar o bajarle la calidad al filme. Para una persona que la ve nuevamente después de tanto tiempo le puede pasar dos cosas, o la sigue viendo con entusiasmo o ya se caga de la risa de cómo era posible que eso le ocasionara miedo. Pero si nos ponemos así, lo mismo pasa con películas de nuestra infancia, a la primera de Jurassic Park ya se le notan bastante los años por ejemplo, la cuestión es verla con la actitud y el cariño con la que la recuerdas.

Los efectos especiales muchas veces se notan flojos, la escena de la sombra y la anciana se ve muy irreal hoy en día para poneros un ejemplo. El maquillaje ya se ve muy desfasado, yo mismo me sorprendí ya que no recordaba al niño de esa manera, era como si lo hubieran cogido y lo hubieran tirado en un saco de harina y luego le hubieran pintado un poco los ojitos de negro y poco más. La historia es sencilla y muchas veces va al susto fácil y para mi gusto, el crío sobra en algunas escenas aunque sea de lo más mítico de la película.

Quitando todo lo mencionado anteriormente nos podemos centrar en la parte positiva. A mi juicio, es de las pocas películas que logran realmente crear una ambientación terrorífica y de intranquilidad. El sonido que acompaña juega un papel decisivo en el transcurso de la película y en los momentos más impactantes. El verdadero punto fuerte es Kayako, ese aura maldita que envuelve la casa y ese sonido desgarrador que desprende cada vez que hace muestra de presencia, no necesita aparecer de repente para asustar, tan solo verla bajar las escaleras a más de uno le crearía un trauma y eso es algo que se valora en este tipo de películas. Por desgracia, esas sensaciones son cada vez menos comunes en el cine de terror de hoy en día.

Partiendo de todo lo mencionado anteriormente, podemos llegar a la conclusión de que una gran parte de la población tiene un instinto sadomasoquista oculto al disfrutar con los sobresaltos, el espanto y lo grotesco. Se puede entender al ver este tipo de películas, la diferencia cultural y de creencias que hay repartidas a lo largo del mundo. Cómo era y es concebido el terror en cada región y qué luego acuñamos para realizar nuestras copias baratas a cuenta de vender ignorando el folklore tan rico y exuberante que tenemos en nuestra propia región para crear contenidos a la altura. Yo la he visto de nuevo después de tanto tiempo y estoy contentísimo de que haya momentos que aún me sigan pareciendo espeluznantes, tener que andar por un pasillo oscuro y voltear la cabeza por si las moscas. Es muy triste perder las emociones simplemente por el inevitable paso del tiempo y al final dejar de valorar algo que en el pasado creaba una sensación diferente en tí. Porque sí, por esta película yo soy un chico que le teme más a un ático que a un sótano oscuro, y eso me encanta.

- Recomendada solo para personas que temen más los áticos que los sótanos.-