Otro punto que juega en contra de la película es que trata un tema que, a estas alturas, ya ha sido ampliamente explorado en la industria del cine: los ex-nazis. No solo es un tema repetitivo, sino que se siente como un intento forzado de hacer una crítica social, sin lograr profundizar lo suficiente en la temática.

Además, la película perpetúa la idea de que los nazis fueron los únicos "monstruos" de la historia, cuando en realidad las atrocidades cometidas por otras naciones y grupos también merecen ser abordadas de manera crítica.

No logra conectar con el espectador y se queda en un intento fallido de abordar un tema ya demasiado explotado en la industria cinematográfica. Además, el giro argumental al final de la película, en el que se revela que el protagonista tiene su propia conexión personal con la historia que estaba investigando, se siente como un truco barato para generar interés y empatía hacia un personaje que, en realidad, es poco interesante y carente de profundidad.

Es una película con una trama confusa y un final insatisfactorio que, además, trata un tema ya demasiado explotado en la industria cinematográfica y perpetúa la idea equivocada de que solo los nazis fueron los "monstruos" de la historia. El intento de generar interés hacia el protagonista con un giro argumental forzado no logra compensar las fallas de la película.