Esta es, hasta la fecha, la única película que he visto de Linklater, director apreciado por los críticos más selectos y el público que busca algo más que mero entretenimiento en el cine. Como, sin llegar al "gafapastismo", me gustaría pensar que me cuento entre ese público objetivo, me dispuse a ver esta cinta con la mente abierta y toda la concentración posible, pues había leído por ahí que era de visionado difícil.

Y tanto que lo es... Pero no por lo enrevesado del guión, que lo es (y mucho), sino porque se hace realmente complicado aguantar sin dormirse tan plúmbea propuesta, que, sí, traslada el universo de Philip K. Dick al celuloide sin trasgredir su espíritu, pero deseando, sobre todo, demostrar que el director es la estrella. Para ello, qué mejor que un innovador sistema de animación, bajo la excusa de que se adapta perfectamente (???) a las paranoias que sufren los protagonistas.

En fin, en el terreno interpretativo me niego a entrar, pues no puedo juzgar la actuación de unos dibujos animados, máxime cuando vi la película doblada.

Resumiendo, pretenciosa, complicada y sobrevalorada.