Para empezar, esta película puede ser tanto amada como odiada por los espectadores. Puede resultar monótona aunque los tres personajes principales solucionan ese problema bastante rápido. Reynolds Woodcock, interpretado por Daniel Day-Lewis, es tan minucioso en su trabajo que descuida a sus seres queridos con una naturalidad que te hace pensar bastante. Es frío y meticuloso en todo lo que hace, pero también nos demuestra que las personas así tienen sentimientos.
No se habla mucho de la interpretación de Vicky Krieps, que derrocha talento interpretativo que debería ser valorado como se merece. Cierto es que Lesley Manville también lo hace de maravilla, aunque no la eclipsa, pero deja al papel de Alma un poco atrás.
Tanto la música como el vestuario alcanzan una mezcla con las imágenes que no podían ser de otro director que Paul Thomas Anderson, aunque al parecer un romance oscuro quizás no agrade a todos los públicos.