Este documental es una muestra de la memoria viva. El espectador llega a una obra donde cree que está reviviendo a un artista que murió en el olvido y se encuentra con una memoria viva. Searching for sugarman te sorprende.
No sabía de Sixto Rodríguez antes de ver el documental, pensé que me iba a encontrar con un homenaje de alguien a quién su tiempo no le reconoció su arte y genialidad, y sí, el documental te muestra esa cara de la industria musical, pero te revela también como sobrevive. Impresiona el estilo del documental en el que nunca hay claridad del desenlace y eso te mantiene suspendido durante todo el largometraje y en el que cada escena redescubre una huella de la historia de Rodríguez. Finalmente, su vida la reconstruyen quiénes lo aman y eso es lo que edifica la humanidad de las personas, no solo lo que uno puede decir de sí mismo, sino lo que otros narran de lo que somos y así es este documental, un laberinto contado por quienes lo soñaron, quienes lo mataron y quienes lo revivieron. Cuenta con unos giros narrativos marcados por la misma historia de quién encuentra a su ídolo, reviviendo un formato documental que trasciende una lectura cronológica para convertirnos en fieles seguidores de Rodríguez.