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Voto de Niccólito:
8
Terror Martin es un solitario con problemas mentales que vive con su madre en un barrio marginal de Londres. Trabaja en el turno nocturno como guardia de seguridad en un estacionamiento subterráneo. Allí se obsesiona cada noche viendo una y otra vez la película 'The Human Centipede' en el pequeño televisor de su oficina. Al borde de la locura por culpa de su padre, y su difícil niñez, Martin pone en marcha un plan para emular el ciempiés ... [+]
17 de marzo de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No va de broma el título de esta crítica.

Creo (y lo creo fervientemente) que "The Human Centipede II", junto con tal vez "American Psycho" (novela) y las peores partes de "From Hell" (cómic), es la obra de arte que más se aproxima a ese sentimiento atávico: el horror supremo.

Más allá de cualquier valoración moral, de la repulsa que a un ser humano de empatía corriente y moliente le pueden generar las demencias de este film, se da el hecho de que, aún horrorizándonos, algunos individuos hemos aguantado todo su metraje.

Creo que quienes lo hacemos, lo hacemos por algo más que el morbo voyeurista de contemplar el más difícil todavía en la escala de atrocidades que puede concebir la mente humana. Lo hacemos, tal vez, porque el horror está tan enraizado en nuestra especie que la abundante y milenaria pátina de cultura que nos moldea como seres humanos es incapaz, sin embargo, de esconder nuestra naturaleza más primitiva.

En la noche de los tiempos, el salvajismo más estúpido, más irracional, campaba a sus anchas. Y teníamos que enfrentarnos a él, día a día.

Por eso ante una obra de estas características, algunos (que no todos) volvemos a ser animales y a acurrucarnos mientras contemplamos el horror con enfermiza fascinación.

Tal mérito hay que reconocerle a Tom Six. Saber tocar esa fibra tan oculta, tan escondida y tan poco agradable, pues nadie quiere descubrir que una parte de él sigue siendo bestia. Nadie quiere iluminar ese lado ya no solo oscuro, sino ingobernable.

Pero también hay que acusarle de llegar demasiado lejos, porque el arte, como todo en esta vida, es una faceta más del ser humano y no algo externo a él y que no deba ser sometido a juicio.

La puntuación indicada, 8 en este caso, es en realidad un no vista. Porque ni puedo, ni quiero, puntuar lo que vi.
Niccólito
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