Fue una de las gratas sorpresas de la cosecha del 2016, con una estupenda acogida de crítica y público. Compitió por cuatro Oscars que no ganó, entre ellos el de guion original de Taylor Sheridan (espléndido). El británico y no muy conocido David Mackenzie logró llevar a muy buen puerto esta historia en la que se apreciaba cierto parecido con el mejor cine de los hermanos Coen (el de “Fargo” o “Valor de ley”) gracias a esa mirada reflexiva que tienen los personajes y que al mismo tiempo se “exige” (o al menos se le invita a tener) al espectador, al que además se le hace disfrutar con los diálogos, los toques de humor, violencia que no resulta molesta ni injustificada…

Un fenomenal Jeff Bridges (el veterano policía de Tejas de vuelta de casi todo) también justamente nominado (y un actor muy “Coen”) mantiene un pulso interpretativo con su ayudante (toda una revelación, Gil Birmingham) y con los dos hermanos a los que persiguen (Chris Pine y Ben Foster, también muy solventes). Una demostración más de que los westerns (neowestern fue calificado éste) siguen teniendo futuro.