Los directores mejicanos (Alfonso Cuarón, Guillermo Del Toro…) se han abierto camino, y de qué manera, en Hollywood. Uno de los primeros fue Iñarritu que completó su inicial “trilogía de la muerte” (“amores perros”, “21 gramos”) con otra narración no lineal de personajes interconectados por una tragedia, esta excelente “Babel” (acertadísimo título, cuando el tema es la incomunicación) que ya en 2006 logró un muy buen recibimiento de crítica y público, además de siete nominaciones a los Oscars, de los que se llevó el de mejor banda sonora por la apropiada y bella partitura de Gustavo Santaolalla. El habitual guionista de Iñárritu, hasta que separaron sus caminos, Guillermo Arriaga, se lo pudo haber llevado también, por su excelente libreto.

Película original, densa, coral (con Marruecos, Estados Unidos, Méjico y Japón como muestrario de las distintas formas de pensar, de ser y de expresarse), destacaba por su potencia visual, excelentes interpretaciones del amplio elenco, y por la gran emotividad que generaba. Una de las mejores cintas de aquel periodo.