Considerada una de las destacadas películas de juicios de la historia, tiene su origen en la obra de teatro homónima del afamado guionista y director de cine y televisión Aaron Sorkin, que se encargó personalmente de su adaptación al cine.

La cinta, hábilmente dirigida por el reconocido Rob Reiner, logró un gran éxito en taquilla, gracias a su buena factura, interesante argumento y atractivo reparto.

A pesar de su larga duración, mantiene la atención del espectador hasta llegar al consabido y espectacular juicio final de toda película de tribunales que se precie (y si son tribunales militares casi mejor, así habrá una necesaria reflexión sobre la combinación de violencia y obediencia debida).

El film optó a cuatro Oscars sin suerte, incluyendo la propia película, el montaje y la actuación de un eficaz Jack Nicholson como secundario, al que Tom Cruise dio buena réplica.