Derek Cianfrance y Ryan Gosling (que además se parecen físicamente) ya habían trabajado juntos en "Blue Valentine", y decidieron repetir en este estupendo y elaborado drama, con un guion destacable coescrito por el propio creador estadounidense, especializado en historias densas y emotivas, un punto fatalistas.

La evidente química entre Gosling y Eva Mendes tiene truco: se hicieron pareja en la vida real, y ahí siguen, con sus dos hijos, que viven unas circunstancias muy distintas a las de su hijo en la ficción de esta original, meritoria cinta, que aprovecha muy bien la dirección artística (fotografía, música...) y resulta siempre interesante.

Uniendo acertadamente el drama romántico con el suspense, y con un buen trabajo del resto de actores, especialmente Bradley Cooper, es un film destacable, con tramas bien engarzadas, que merece la pena y deja una buena impresión.